Declaratoria de zona saturada
El reconocimiento oficial de los niveles peligrosos de contaminación es el paso necesario para construir en Los Lagos un inédito PDA de carácter intercomunal. Una vez que esté aprobado el futuro PDA vendrá lo más difícil, que el Estado sea capaz de inyectar los recursos comprometidos.
Por más que pueda parecer extemporáneo, dadas las altas temperaturas que se han vivido en toda la región desde hace varios días, es necesario destacar el significativo paso que se dio a fines de enero en la sentida aspiración de las ciudades del sur por mejorar su calidad del aire, tan depreciada en la medida en que el crecimiento de la población y sus necesidades de calefacción para superar el intenso frío, fueron derivando en un uso indiscriminado de la leña, que no ha diferenciado en aquella seca de la húmeda. Se trata de la declaración de zona saturada para ocho ciudades de Los Lagos por la concentración de material particulado 2.5, producto de la mala combustión de la leña, y que constituye el paso previo para un plan de descontaminación atmosférica (PDA) que por primera vez en el país tendrá carácter intercomunal (hasta ahora sólo ha habido programas comunales, como los que rigen actualmente en Osorno y Temuco).
Para llegar a la declaratoria de zona saturada, se requirió de mediciones previas de la calidad del aire que, aunque podía saberse de antemano el resultado que entregarían, validaron, mediante la recopilación de datos científicos, la necesidad de una intervención mayor del Estado en la lucha por la descontaminación atmoférica. Esta se expresará en un instrumento que establecerá metas, prioridades y recursos para promover un cambio sustantivo en la matriz energética, acondicionamiento térmico de las viviendas y educación de la comunidad.
Aquí es donde entra en juego la gran debilidad de los PDA ya en ejercicio. En un caso cercano, y que se integrará a la pretendida descontaminación intercomunal, el plan de Osorno -que en un plazo de diez años buscaba reducir en más de un 80% las partículas contaminantes-, ha adolecido de la inyección de recursos estatales para los subsidios de recambio de estufas y de aislación térmica, dejando en el marasmo la urgencia de mejorar la calidad del aire.
En el caso del futuro PDA regional, se convertirá en letra muerta si no hay un cronograma claro que se vaya cumpliendo año a año. Sin inversión estatal directa, el plan de descontaminación no será más que una iniciativa bienintencionada que se quedará en los escritorios.