Delitos desde las cárceles
Se ha hecho un fenómeno frecuente en los últimos años que los recintos penales suelan terminar convertidos en una sede más de la planificación de la criminalidad. Tristemente, la acción delictual puede que no termine con el ingreso de los delincuentes a las cárceles, producto de la tecnología.
El aumento de la delincuencia es una queja constante de la población. Llama la atención que la gran mayoría de quienes cometen delitos son jóvenes y reincidentes hasta el cansancio. Pero la detención y encarcelamiento de muchos de ellos no garantiza que las bandas no sigan operando desde las cárceles, producto del uso de celulares.
Pese a que el reglamento penitenciario los prohíbe, los teléfonos son de uso frecuente en las cárceles. Son llevados desarmados en piezas por los familiares, hasta que los reclusos están en condiciones de rearmarlo y comenzar a operar. Y otro dato no menor es que las investigaciones han determinado que la mayoría de las estafas telefónicas se cometen con llamados que se efectúan desde los penales.
El uso de la tecnología, como los "body scanner" en algunos penales, desde el año 2012, permite un control más eficiente del ingreso de quienes visitan a los privados de libertad y ha ayudado a evitar que ingresen a las unidades penales una cantidad enorme de celulares, drogas y todo tipo de elementos prohibidos que vayan a poner en riesgo el funcionamiento normal de una unidad penal.
Hace unas semanas el presidente de la Asociación de Gendarmes de Chile, Pablo Jaque, defendió el uso de "body scanner" al interior de los recintos penitenciarios, luego de que la Subsecretaría de Salud Pública presentara un oficio que buscaba prohibir su implementación y aplicación en cárceles, apelando a que "pueden acarrear problemas de salud a largo plazo", producto de la tecnología de radiación ionizante que poseen.
También desde 2020 se encuentra en el Congreso un proyecto de ley presentado por integrantes de la Comisión de Seguridad Pública del Senado, que sanciona penalmente a quienes ingresen elementos prohibidos a los establecimientos penitenciarios y pretende fortalecer la seguridad pública, robustecer el combate del narcotráfico y brindar mejores herramientas de apoyo a la política anti delincuencia.
Estos son claros reflejos de que la organización delictual no se extingue con la reclusión de sus integrantes y que, por el contrario, recurren a las herramientas de la tecnología para seguir delinquiendo desde el interior de los penales.