Una voz de alerta han levantado los bancos a nivel nacional luego de la propuesta parlamentaria llamada "Borrón y cuenta nueva", que plantea la eliminación de registros de deudas impagas inferiores a $2,5 millones. Es decir, sacar de los boletines de morosos a las personas que no han podido cumplir sus compromisos por esos montos; con el objetivo -indican los diputados impulsores- de evitar que esos antecedentes comerciales negativos puedan impedirles actividades laborales o emprendimientos. La idea podría llegar a cuatro millones de chilenos que registran un promedio de $2 millones en saldos pendientes.

En los últimos años, producto prácticamente de los retiros del 10%, una buena parte de esos fondos que eran para el ahorro previsional se destinaron por parte de los beneficiarios a cubrir enormes montos de deuda, pero aun así hay muchas familias atadas de manos todavía por una situación financiera compleja que se refleja precisamente en los informes comerciales.

Con todo, más allá de una primera mirada favorable, desde la banca se advierte que al borrar los antecedentes se abre una puerta al sobreendeudamiento. Y la opción de reducir la entrega de datos va en contra de todas las sugerencias efectuadas desde organismos como la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), la cual ha reiterado la importancia de contar con un registro consolidado de deudas a nivel nacional, que "permita a las instituciones evaluar correctamente la capacidad de pago de los clientes del sistema".

Ambos argumentos son atendibles. Resulta negativo contraer compromisos más allá de las capacidades efectivas para cubrirlos; pero también es muy difícil que los ciudadanos puedan surgir o bien recomenzar con un "dicom negativo".

Por lo mismo, se debe recordar que tras cada cifra hay situaciones humanas diversas y que en tiempos complejos como los actuales, se requiere de herramientas de apoyo. Lo sucedido con los retiros de las AFP es una muestra de esa necesidad: un 36% de los solicitantes usó el dinero para pagar cuentas pendientes. Decidor, más allá de las otras consecuencias que esa medida trajo.

Si bien la pandemia del covid-19 sigue vigente en Chile y en el mundo entero, ya es tiempo de reflexionar acerca de los aprendizajes que podemos hacer con ocasión de esta pandemia. Hay aprendizajes estrictamente sanitarios, que siguen patrones epidemiológicos, y corresponderá al mundo científico pronunciarse para obtener conclusiones que ayuden a enfrentar este flagelo. Pero hay también aprendizajes humanos que rebasan el ámbito del conocimiento científico, para aterrizar en el campo de la sabiduría que nos permite generar un conocimiento que ilumine la vida cotidiana.

Aunque resulte evidente para algunos, la pandemia desnudó algunas de nuestras mayores fragilidades, propias de todo ser humano. Una de ellas es nuestra urgente necesidad de vincularnos con los demás. Resulta contradictorio que, por una parte, la cultura moderna enfatice con tanta fuerza la necesidad del hombre contemporáneo de obtener logros individuales cada vez más complejos, gracias al esfuerzo personal, mientras que, por otra, se constate que los mayores éxitos de la humanidad del último tiempo son siempre obtenidos gracias a la labor colaborativa de muchas personas.

En efecto, ningún médico o científico por sí solo ha sido capaz de hacer disminuir los contagios de covid-19, desarrollar vacunas y mejorar las terapias, sino que han sido equipos de trabajo que reúnen a profesionales muy competentes que juntos han ido buscando soluciones. En definitiva, los seres humanos nos necesitamos unos a otros, no como una simple estrategia para superar una dificultad puntual, sino más bien como parte constitutiva de lo que significa para nosotros "estar en el mundo".

Por esta razón, el camino que nos lleva a una mayor fortaleza, ante los embates de cualquier tipo que experimentemos en el futuro, tiene que ver con la construcción de lazos fuertes, respetuosos y sólidos entre todos los seres humanos. Vale más el encuentro que la separación, la cooperación que la competencia, el diálogo que el discurso, el escuchar que el hablar, la integración que la segregación, la comunión que la división. Y esto será posible en la medida que todos hagamos un genuino esfuerzo para mirar a los demás como si fuera mi hermano, con quien comparto el espacio y el tiempo, y con quien correré la misma suerte de cuanto acontecerá en el futuro.

Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt

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Terminan estudios para construir alcantarillado

Un presupuesto de un millón de pesos dispone Puerto Montt para ejecutar obras de alcantarillado destinadas a solucionar los problemas de las inundaciones en diversos barrios. Según se informa, los estudios están terminados, por lo que se espera que en septiembre se soliciten las propuestas públicas para su construcción.

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Puerto Montt cae en índice de calidad de vida

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