Los tentáculos del crimen organizado
Alza de 533% en los secuestros entre 2014 y 2024 confirman una realidad no deseada que requiere una estrategia para combatirla.
Los hallazgos del Observatorio del Crimen Organizado de la U. Andrés Bello (UNAB) no pueden ser soslayados. Presentan una radiografía inquietante que sitúa a la Región de Los Lagos en una posición particularmente vulnerable frente a la expansión de la criminalidad organizada. El aumento exponencial del 533% en secuestros entre 2014 y 2024, el más alto del país, y un incremento del 64% en el índice general de delitos asociados -muy por sobre la media nacional del 13%-, son señales que demandan una reflexión profunda y, sobre todo, acción decidida por parte de quienes tienen la responsabilidad de velar por la seguridad regional. A estas cifras se suman alzas preocupantes en tráfico de drogas (+200%) y porte ilegal de armas (+77%), fenómenos que evidencian una penetración creciente de los mercados ilícitos y sus soldados. La reciente desarticulación de una célula del Tren de Aragua operando desde Puerto Montt en la trata de personas es una prueba dolorosa y concreta de que estas dinámicas ya están instaladas en nuestro territorio, adoptando formas de extrema violencia y explotación. Expertos advierten sobre la consolidación de estructuras criminales que operan con lógicas empresariales, control territorial y una alarmante normalización de sus "servicios". Resulta evidente que las estrategias de seguridad diseñadas con una perspectiva centralista son insuficientes para abordar las particularidades de Los Lagos. Es imperativo que las autoridades regionales -Gobernación, Delegación Presidencial, municipios, policías y la Fiscalía- asuman un rol protagónico en el diseño e implementación de respuestas efectivas. Esto requiere un diagnóstico exhaustivo y específico que identifique las vulnerabilidades concretas que hacen de nuestra región un terreno fértil para ciertos delitos. En segundo lugar, es crucial fortalecer las capacidades de inteligencia y análisis criminal a nivel regional, permitiendo anticipar y desbaratar las operaciones de estas redes. Finalmente, se necesita una planificación estratégica coordinada, que articule los esfuerzos de todas las instituciones y se traduzca en acciones concretas y adaptadas a nuestra realidad geográfica, social y económica. No se puede llegar tarde ni de forma reactiva.