De acuerdo a reportes de la Prefectura Técnica y Seguridad Vial de Carabineros, los accidentes de tránsito en calles y carreteras de la provincia de Llanquihue anotaron una leve baja en el primer semestre de este año en comparación con igual período de 2022. No obstante, aunque suene auspicioso, esa disminución del 3% no permite en absoluto cantar victoria, pues es una diferencia demasiado marginal para la crónica costumbre nacional de colisiones, volcamientos y atropellos que cuestan vidas y dejan marcadas a las familias de las víctimas. Por supuesto que se ha de reconocer la reducción, pero los 1.377 accidentes que hubo en la primera mitad del año en la zona han significado demasiados decesos, lesionados y un infortunio familiar que difícilmente se sana con los años.

Del informe entregado por la policía uniformada se puede enfatizar un aspecto relevante para las políticas públicas y la propia conducta que tienen los usuarios de la vía pública no sólo en las rutas de la provincia, sino que del país: el factor humano es preponderante a la hora de analizar las tres primeras causas de accidentes detalladas por Carabineros. La primera razón, con un 37% de incidencia, se liga a la conducción sin estar atentos a las condiciones de tránsito, mientras que la segunda, con 15%, radica el consumo de alcohol al momento de guiar un vehículo motorizado. La tercera es manejar a una velocidad no razonable, con un 7% del total .

Como se ve, y tal como se ha dicho en una infinidad de veces y en cuanta campaña se ha realizado, es la conducta de quienes guían los vehículos motorizados la que está detrás de la mayoría de los accidentes. Basta que un conductor se desconcentre durante pocos segundos para manipular la radio, fumar o atender el teléfono celular, para que la tragedia se desate, con consecuencias que durarán para siempre.

Dentro de poco más de un mes, el país ya estará inmerso en las Fiestas Patrias, tal vez la época crucial para poner a prueba la capacidad de los conductores para actuar con responsabilidad, tanto por el alto flujo que habrá en las carreteras como por los distractivos que pueden alterar su concentración, comenzando por el alcohol. La mejor prevención, como se dice desde hace años, es conducir a la defensiva.

El jueves 3 de agosto, el Colegio Arriarán Barros comenzó, con una misa, su preparación para celebrar los 100 años de existencia en pleno centro de nuestra urbe.

Ciertamente que estar ad portas de un centenario no es una cosa del azar, más bien requiere esfuerzos constantes de parte de una comunidad educativa que surgió en el año 1924 con el nombre de San Juan Evangelista, como escuela parroquial, siendo el primer director laico Lorenzo Labraña. Después, casi 30 años más tarde, en 1951, llegan a Puerto Montt las religiosas Franciscanas Misioneras del Sagrado Corazón, a quienes les correspondió asumir, en 1957, la escuela básica Josefa Téllez, ubicada en la antigua casona de calle Copiapó. Es necesario hacer notar que la primera presencia en Chile de las hermanas Franciscanas Misioneras fue nuestra ciudad-puerto.

En 1975, y luego de la fusión de ambas escuelas básicas se forma el Colegio Arriarán Barros (CAB), como una propuesta formativa que ha sabido estar acorde a los tiempos, pero apostando por la larga tradición de sus valores franciscanos. Ahora bien, es justo hacerse la pregunta, ¿por qué es importante este colegio para Puerto Montt?

En primer lugar, se puede destacar que el CAB nace como un colegio mixto, algo bastante innovador para los años 70 y acogiendo a una población transversal desde sus inicios. Este espíritu innovador ha sabido dialogar de muy buena forma con los valores institucionales de larga data, tratando de hacer vida el lema "Paz y Bien", en medio de los desafíos y vicisitudes que demanda la tecnificación educacional. En segundo lugar, uno de sus sellos ha sido la movilidad social que ha tenido históricamente. Desde sus inicios recibió a los hijos de la clase media y baja de Puerto Montt para educarlos y transformarlos, a muchos, en reputados profesionales que son portadores de la espiritualidad franciscana.

Por último, no es menor considerar la relevancia de los colegios particulares subvencionados confesionales que tanto bien han hecho a nuestro país, ya sea por el amplio impacto que han tenido en las clases medias o la riqueza de estudiar en un establecimiento donde la educación no es tomada como un fenómeno neutral, sino tiene un claro fin e intencionalidad, cuyo sostén son los valores trascendentales que marcan a quienes pasan por sus aulas.

Que este peregrinar a los 100 años conduzca al Colegio Arriarán Barros a seguir aportando a Puerto Montt desde su identidad, que la espiritualidad franciscana siga permeando el quehacer de toda su comunidad y sigan formando en una educación integral, cuyo corazón esté puesto en la fraternidad, la paz y el bien.

80 años | 12 de agosto de 1943

Aumenta el aporte particular para caminos

En más de medio millón de pesos aumentaron las erogaciones particulares destinadas para la construcción de caminos en la Provincia de Llanquihue. A la fecha, lo recaudado alcanza a $1.700.000. Fuentes a cargo de las faenas viales destacan que el interés de los privados por aportar a estas obras públicas da cuenta de la confianza en las buenas inversiones.

50 años | 12 de agosto de 1973

Frutillar tendrá más luminarias públicas a gas

La Municipalidad de Frutillar anunció la compra de luminarias a gas de mercurio, para dotar de alumbrado público tanto la entrada norte como sur de la ciudad, desde la Panamericana. También se contempla la iluminación de la bajada de Frutillar Alto al Bajo, en una extensión de más o menos tres kilómetros. Además, hay intención de ampliar el servicio en el sector Hospital de la ciudad.

10 años | 12 de agosto de 2013

Alto Bonito: 30% de reos es de Puerto Montt

Sólo el 30% de los reclusos que está en la cárcel de Alto Bonito, en Puerto Montt, es oriundo de la zona. El antecedente fue revelado por un informe oficial, el que destaca que el recinto penitenciario es el que tiene más seguridad en comparación con los penales entre Valdivia y Punta Arenas. Por ejemplo, los presos osorninos más peligrosos están internados en Puerto Montt.