Marcelo Galindo
Una real reinserción para vivir en sociedad y familia logró el programa denominado Vivienda Primero, ejecutado por el Arzobispado de Puerto Montt con apoyo del Ministerio de Desarrollo Social y Familia.
Se trata de una iniciativa realizada para personas en situación de calle de Puerto Montt, cuyo objetivo es resolver la falta de un inmueble y ofrecer servicios de apoyo.
Hasta la fecha son 15 los beneficiados en 8 casas, quienes hoy gozan de tener un techo que el programa busca convertir en un hogar. Se trata de viviendas seguras, accesibles y adecuadas según las necesidades de cada uno de los beneficiados, agregan los impulsores de esta iniciativa.
Los usuarios son acompañados en todo el proceso de reinserción por profesionales especializados, entre ellos se cuenta un psicólogo, una terapeuta ocupacional y la asistente social encargada de la ejecución en terreno del proyecto.
Este equipo multidisciplinario -explican desde el Arzobispado- sigue una estricta planificación de visitas periódicas a los usuarios a fin de apoyar en la formación de hábitos, chequeos de salud, acompañamiento a controles en servicios asistenciales, orientación en tener una alimentación balanceada y así mejorar su estado de salud.
Apoyo
El programa Vivienda Primero está inspirado en el modelo Housing First, que demostró tener éxito en la erradicación de la situación de calle a las personas con grandes necesidades de apoyo en Estados Unidos, Canadá y en varios países europeos.
Un factor relevante para el Arzobispado es que se trata de un programa que está dirigido a personas en esta condición, con al menos cinco años viviendo en la calle y que tengan 50 años, sumado a que quieran superar la situación en la que se encuentran y así reintegrarse a la sociedad.
Para esto, el programa se basa en 3 pilares de intervención: dar una vivienda estable y digna a los participantes del programa, proveyendo y reentrenando en el uso de la vivienda y sus instalaciones para evitar riesgos y posibles daños, asegurar la reinserción de los participantes en el barrio y facilitar la comunicación permanente para gestionar incidencias.
Hogar
Otro punto se refiere al mejoramiento del estado de salud de las personas mediante el reforzamiento de las conductas de autocuidado, la organización de rutinas diarias y el acompañamiento frente a las necesidades, situaciones de emergencia u otras que pueden tener, también son el objetivo de este plan, además del fortalecimiento de la integración social, articulando las redes familiares, barriales y comunitarias, de las personas.
"Lo fantástico de este programa es que se invirtió la pirámide del desarrollo y reintegración de personas en situación de calle", explicó Felipe González, administrador de bienes del Arzobispado de Puerto Montt.
El personero agregó que antes los programas eran asistencialistas, pero en el mismo hábitat de calle. "Hoy se les ha dado una vivienda que esperamos se convierta en un hogar para ellos en la cual estén seguros y protegidos tanto del clima duro del sur del país, como de la violencia a la cual están sometidos en su vida diaria. Estamos muy orgullosos, como Arzobispado, de desarrollar este programa en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia y avanzar a un país más solidario", comenta.
María Angélica Alfonzo, encargada de la ejecución del proyecto, indica que para ella como coordinadora de este programa, ha sido una experiencia enriquecedora, "retadora y de transformación significativa a nivel personal y profesional".