Respuestas al robo de madera
Detrás de este delito en alza hay bandas organizadas ante las cuales el Estado debe actuar con todo el rigor del Estado de Derecho. El Congreso debiese despachar prontamente la Ley de Robo de Madera, a fin de que el Estado tenga más herramientas ante este delito.
El robo de madera es un problema severo en toda la zona sur del país. Los datos oficiales vinculan a estos delitos con el accionar de bandas de crimen organizado, narcotráfico y violencia rural; hechos que afectan severamente la seguridad y sustento diario de las comunidades. La sustracción de esta materia prima implica una cadena entre quienes cortan y extraen desde los predios forestales, los que transportan y otros que comercializan; sumados a un grupo -no menor- que adquiere, sin preguntar sobre el origen de lo que recibe. El proceso se facilita por escaso control, ninguna trazabilidad, disparidad de información entre distintos servicios encargados de fiscalizar y sanciones bajísimas o nulas a quienes infringen las normas.
Además, como ocurre con el abigeato, muchos afectados dicen que "se sabe" quiénes están detrás de cada acción ilícita; pero las denuncias no prosperan. Un poco por temor a represalias y, mucho, por desilusión ante la lentitud de las respuestas oficiales.
La descripción de los hechos y los diagnósticos están hechos. Ellos sirvieron de insumo para la Ley de Robo de Madera -que tipifica el delito, establece penas más duras y sienta bases para labor coordinada-, aprobada en la Cámara de Diputados el año pasado, pero que espera hace más de seis meses su turno en el Senado. Mientras, los hechos continúan y datos de Corma (Corporación de la Madera) informan que sus asociados entre Biobío y Los Lagos han debido enfrentar pérdidas superiores a los siete millones de dólares por esta causa.
Dirigentes gremiales han alzado la voz, pidiendo a los parlamentarios que contribuyan al avance de la ley. También a las autoridades, para que se activen mesas en las cuales participen las forestales de mayor envergadura, considerando su peso sobre el mercado.
Es imprescindible que los poderes del Ejecutivo y Legislativo comprendan la gravedad este problema que afecta a todo el sur y actúen en consecuencia, antes de que el robo de madera se siga expandiendo tanto en territorio como en volumen.