Dos años sin Claudia Agüero
La investigación por la desaparición de la madre puertomontina pareciera estar chocando contra un muro. La familia de Claudia Agüero necesita saber qué pasó con ella. Ya llevan dos años transitando por la angustia y la desesperación.
Cuando hace dos años el paradero de la mamá puertomontina Claudia Agüero era un enigma que inquietaba a la opinión pública de todo el país, con amplios espacios en los noticieros de televisión y en los matinales, pocos habrían esperado que luego de esos 24 meses, la causa continuara prácticamente tal como empezó. La verdad, la indagatoria que llevan adelante el Ministerio Público y la PDI pareciera estar en un punto muerto, luego de innumerables pistas que comenzaron desde el momento mismo en que la entonces asesora del hogar abordara un microbús que la llevaría a la que se supone era su última jornada laboral en Valle Volcanes, el 2 de diciembre de 2019. Desde entonces, la familia ha tenido que pasar por el extenuante calvario de no saber dónde está Claudia ni a qué atenerse, además de ver que el interés de la ciudadanía en el caso pareciera haber ido menguando.
A pesar de los ocho tomos que ya acumula la investigación de la Fiscalía, los 50 peritajes realizados y las 200 personas que han declarado en la causa, poco se ha podido reconstruir desde el momento en que a Claudia Agüero se le perdió todo rastro. Hasta ahora, de lo escasamente concreto que hay, a lo menos públicamente, figura la condición de imputada de una amiga suya, el celular hallado en la vía pública y una supuesta llamada telefónica que habría efectuado a su hija desde Uruguay, cuando ya llevaba un año de extraviada.
El teléfono encontrado fue enviado a Estados Unidos para pericias de mayor rigor, pero no arrojó grandes resultados. Y de la amiga, en tanto, nada se ha sabido acerca del rol que habría tenido o la información que supuestamente pudiera manejar. Y así, a dos años de su desaparición, el caso de Claudia Agüero se encamina a un triste estado de parsimonia, a la espera de que quienes puedan saber algo de su destino, como lo sostuvo uno de los abogados querellantes, se atreva a dar el paso y se acerque a los abogados o a la policía. A estas alturas, pareciera ser el único camino ante una indagatoria que choca contra las murallas. Si alguien sabe algo, que haga llegar esa información al lugar que corresponde.