Sicólogos advierten que extensa cuarentena ha facilitado cuadros de ansiedad, insomnio y angustia
CONSEJOS PROFESIONALES. Más de 100 días confinados y una semana con toque de queda desde las 20 horas, son factores que incrementan el estrés y la ansiedad en muchos habitantes de Puerto Montt, por lo que psicólogos recomiendan conservar buenos hábitos, establecer rutinas y fortalecer los lazos familiares.
Insomnio, estrés, agotamiento y ansiedad son algunas de las señales que se manifiestan cuando se está frente a un quiebre de la salud mental.
El prolongado confinamiento, toques de queda más estrictos y demás restricciones para reducir la movilidad de las personas y evitar la propagación del covid-19, pueden propiciar la aparición de estas patologías o empeorarlas en quienes ya las manifestaban, especialmente en estos días, cuando en la zona el clima mejora, es mayormente soleado y hay más tiempo para realizar actividades fuera de la casa o trabajo.
Esta es parte de la apreciación de varios especialistas de la zona, entre ellos, la psicóloga clínica del Centro Nacional de la Familia (Cenfa) Puerto Montt, Lorena Koppmann, quien indicó que acortar el tiempo en el que los ciudadanos pueden estar afuera, al aire libre, es contraproducente y afecta la salud mental.
"El aumento de la luz del día, incrementa la posibilidad de distraerse, salir, tener tiempo después del trabajo para hacer actividades recreativas, caminar. Sin duda acortar el tiempo que se puede estar afuera puede impactar en la salud mental porque de alguna manera nos limitan los lugares de distracción", precisó.
Koppmann aseguró que, aunque no está cuantificado el aumento de solicitudes de consultas psicológicas, se ha notado mayor demanda por incremento de sintomatologías como: problemas para dormir, angustia, hiperfagia (comer más de forma ansiosa o tener atracones de comida). "Estas situaciones han aumentado exponencialmente. El encierro, sin duda ha potenciado todos esos síntomas".
Por su parte, el psicólogo y docente de la Universidad Santo Tomás, Alejandro Quintana, aseveró que, además, esta situación eleva los niveles de intolerancia y malestar, sobre todo porque las personas ven que otras ciudades están saliendo del confinamiento y pueden recrearse.
"No estamos acostumbrados al encierro por mucho tiempo, especialmente en esta época cuando hay más sol, calor, luz y eso hace que uno tenga la necesidad, el interés y la intención de salir a realizar actividades fuera del hogar. Por eso, aumenta el estrés y los indicadores de ansiedad en niños, jóvenes y adultos mayores", acotó.
Desarrollo afectado
El psicólogo y director del Instituto de Psicología de la Universidad Austral, sede Puerto Montt, José Cabrera, precisó que los efectos psicológicos y emocionales de la pandemia de covid-19, hay que dividirlos en varias dimensiones: un primer efecto tuvo que ver con la amenaza y el temor ante la posibilidad de contraer una enfermedad grave potencialmente mortal, que luego fue disminuyendo a medida que la ciudadanía tuvo mayor información y conocimiento sobre el virus y las medidas que debía aplicar para evitar el contagio.
"Sin embargo, lo que genera consecuencias más complejas y posiblemente a largo plazo, son los largos periodos de encierro, restricciones de los vínculos sociales, cambios en las rutinas de vida que nos permiten manejarnos en la realidad con tranquilidad, enfrentarse a condiciones nuevas de trabajo y estudio. Todo esto produce ansiedad, angustia, estados depresivos, entre otros", explicó.
Cabrera considera que hay grupos de población que resienten más el aislamiento social, como por ejemplo, los adolescentes, los jóvenes universitarios, quienes están en una etapa de vida en la que es importante establecer vínculos nuevos, fuera del entorno familiar.
"Es una etapa importante que forma parte de su proceso de desarrollo y evolución como ser humano. Este grupo enfrenta fuertes consecuencias anímicas por lo que significa para su estructuración de identidad, afrontar las restricciones de compartir con sus pares".
Los profesionales coinciden