Vendedores del Chinquihue: los otros damnificados de la pandemia
HISTORIAS. Los locatarios del estadio debieron reinventarse para paliar los efectos de la crisis económica y hoy lamentan que no podrán vender sus productos en el regreso del fútbol.
Raúl Velásquez es el vendedor de café más antiguo que aún labora en el Estadio Chinquihue.
No recuerda los días en que por primera vez pisó las graderías del recinto, pero sí asegura que ha sido uno de los hinchas más acérrimos de Deportes Puerto Montt y hoy junto a su pareja, Ana Uribe, además mantiene uno de los locales de venta de comida rápida existentes en el estadio.
Raúl forma parte del inventario del Chinquihue, sin embargó, él como otros vendedores no podrán, por ahora, retomar sus actividades comerciales, apenas retorne el fútbol de la Primera B, junto con el redebut de Deportes Puerto Montt en su cancha.
Lamenta el hecho de no saber si podrá volver a vender su apetecido café y si su mujer tendrá espacio para ofrecer los sandwiches y completos que los han hecho famosos.
"Ha sido un período muy difícil para la familia, pero en Chamiza tenemos nuestro local que nos ha ayudado económicamente. El Chinquihue ha formado parte importante de nuestras vidas, se extraña el fútbol y queremos volver cuando se nos permita", afirma el conocido vendedor.
REINVeNCIóN
En la misma situación se encuentra Ana María Anderson, otra de las conocidas vendedoras que sábado por medio llega al estadio a ofrecer sus productos caseros y comestibles, que ayudan a saciar el hambre de los hinchas.
"Desde el partido con Temuco, en la primera semana de marzo, que dejé de ir al estadio y ha sido lamentable, porque me significa haber perdido una entrada importante de ganancias que se hacen al mes", comenta.
La señora Ana María lleva varios años en su puesto, ubicado cerca de los accesos a las graderías. "Hasta que estalló el coronavirus, venía todos los sábado y domingo al estadio, tanto para vender durante los partidos del fútbol amateur y las competencias locales y luego atendí el salón vip del reducto", explicó.
Y a pesar de que sus ventas se resintieron en ese momento, explica que ha logrado reinventarse vendiendo en su casa de la población Pichi Pelluco.
"Tuve que cerrar mi local en el mercado del barrio por resolución sanitaria y durante el verano que participo en varias fiestas costumbristas en la zona y los eventos municipales", afirma.
Desde hace algunos días, se ha afirmado también vendiendo colaciones en las casas de vecinos. "Tengo mi espacio en la casa, tanto para entrega como para domicilio y a empresas; me las ingenio de alguna forma para cocinar y ofrecer mis productos como empanadas, pan de molde, tortas o lo que me soliciten", aseguró.
Por su parte, Jessica Chiguay se instaló con un puesto de comida rápida en 2015, el mismo año en que el club albiverde retornó a la Primera B.
Para ella, el trabajo que desarrollaba en su local, ubicado en el codo norte del Chinquihue, le dejaba para el sustento diario y cuando supo de que se suspendía el fútbol profesional significó un golpe.
"Estoy separada, soy jefa de hogar y tengo que alimentar a mis dos hijas, una de ellas universitaria. Así que el hecho de no poder ir más al estadio nos afectó económicamente. Fin de semana por medio tenía mi clientela, que eran los hinchas del club y me iba muy bien", comenta Jessica.
Agrega que con la situación de ahora se puede tornar más complejo el panorama. "No sabemos si la gente podrá ir a los partidos y si nosotros, como vendedores, tendremos nuestros espacios en el Chinquihue", aseveró.
Afirmó que su principal fuente de trabajo es un carrito de comida rápida que instaló en el mismo periodo en el sector de las calles La Cruz y Vicuña Mackenna.
"Con esta situación tuve que recurrir al sistema delivery en la tarde, a través de un aplicación que me permite ir a domicilio en mi furgón diariamente", puntualizó.
2015 fue el año en que Jessica Chiguay se instaló en el estadio, para vender sus productos de comida rápida en un puesto del costado norte.
37 años lleva el vendedor de café más antiguo del estadio, Raúl Velásquez, quien también cuenta con un local de venta de alimentos.