Floristas tocan fondo debido a las restricciones a velorios y funerales
PANDEMIA DEL COVID. Los negocios que atienden cerca de los cementerios locales han sufrido en carne propia los efectos económicos de la cuarentena. La mayoría cerró y otros decidieron vender a pedido, a la espera de poder contar con alguna ayuda del Estado para poder sobrevivir. Señalaron que buscarán alguna forma para agruparse como organización y así tratar de salir a flote en medio de la crisis sanitaria que golpea a la capital regional.
Las florerías de Puerto Montt viven su propio duelo, debido a las consecuencias directas de la pandemia.
Cerradas por la autoridad sanitaria desde que se decretó la cuarentena en la capital regional, y golpeadas previamente por las restricciones a funerales y velorios, que incluso sugieren no comprar adornos florales (ver cuadro página 3), estas tiendas que en su mayoría atienden en los alrededores de los camposantos locales han sido de una las tantas víctimas que ha dejado la debacle económica que afecta a las pymes que se dedican a la venta de flores.
La prohibición de visitas a los cementerios, las suspensión de todo tipo festividades y eventos, junto con las innumerables restricciones que sufre el comercio, han llevado a que este rubro viva sus peores días, poniendo en riesgo la vida laboral de familias que viven de la actividad.
Fuente de ingreso
Uno de ello es Maricel Toledo, propietario del local "Mary", ubicado a pasos del cementerio Parque de la Esperanza, quien afirma que la realidad que viven es angustiante. "Las ventas de flores son mínimas y lo que nos está salvando es la venta a pedido, dado que no podemos atender el negocio. Por WhatsApp he logrado mantener a mis clientes", afirma. "En mi caso, soy dueña del local hace siete años, pero gran parte de mis colegas arriendan sus espacios y significa un gasto extra", asegura.
Afirma que esta labor significa su única fuente de ingresos desde que comenzara hace siete años.
Otro problema que se presenta es que la mayoría de las productos que llegan a las regiones son importadas, especialmente de Ecuador y Colombia, mercados donde también se ha restringido el stock al país. "Llega muy poca mercadería y los valores también han subido", aseveró.
En tanto que en plena subida de la calle Huasco, el local "Flor de Loto", de Roberto Maldonado, atiende exclusivamente con sus puertas cerradas, tras recibir la autorización de parte de la autoridad sanitaria.
Hace siete años que se instaló con el local familiar, donde también reside. "Tengo la suerte de poder seguir vendiendo dentro de mi casa, pero en general, ha sido muy difícil funcionar, ya que el movimiento es casi nulo, especialmente hacia el cementerio", explicó.
Agregó que las festividades del día del niño, del padre y la madre, que no se celebraron, significó pérdidas para su negocio.