De acuerdo a la experiencia acumulada en las otras ciudades del país que han tenido que someterse a un largo período de confinamiento forzado, como la cuarentena que comenzó anoche en Puerto Montt y cuyos efectos prácticos se dejarán sentir con fuerza a partir de hoy, la información clara y oportuna a la ciudadanía debiese estar en el centro de las preocupaciones de la autoridad. Períodos de tanta excepcionalidad como el que empezarán a experimentar desde hoy más de 245 mil puertomontinos, obligados -salvo las excepciones reguladas- a quedarse en casa para frenar la propagación del coronavirus, sometidos muchos de ellos a ver incrementadas las penurias económicas que ya venían viviendo de antes, supone que en la base de la gestión pública y política se encuentre la convicción por comunicar de una forma adecuada.

No es un misterio que la reducción de los encuentros interpersonales (que es lo que se busca con la cuarentena) constituya un terreno fértil para la difusión de rumores, noticias falsas y acusaciones sin fundamento que no hacen más que minar la viabilidad y legitimidad de una medida sanitaria tan extrema como ésta. Por esto es que resulta un imperativo que cada una de las autoridades gubernamentales asentadas en la capital regional, comprendan que si la comunicación ya era un eje relevante para combatir la pandemia en los cuatro meses anteriores (hubo un período en que los balances sanitarios tenían periodicidad diaria, algo muy positivo de cara a la opinión pública), a partir de hoy lo será todavía más. Esa es una de las maneras más efectivas para reducir la incertidumbre que muy probablemente buscará desde hoy las instancias para inundar las mentes y corazones de los puertomontinos.

Por de pronto, por ejemplo, es muy importante que la autoridad sanitaria precise cuanto antes la real efectividad de mantener, durante el período de cuarentena, la restricción horaria que se fijó para el comercio la semana pasada. Tal limitación, en un escenario tan diferente como una cuarentena, también puede derivar en aglomeraciones que es lo que ahora se busca evitar.

Las restricciones aplicadas a la movilidad a nivel global y local para frenar la propagación del covid-19 prácticamente han paralizado la actividad turística. En Chile y en la Región de Los Lagos, en particular, distintos estudios indican que han sido meses complejos para el rubro turístico, advirtiendo que los impactos de la crisis sanitaria han alcanzado niveles dramáticos, afectando desde micro hasta grandes empresas, a muchas de ellas lamentablemente en forma permanente, con el consiguiente aumento del desempleo directo e indirecto y las consecuencias socioeconómicas que implica en las cadenas de valor productivo regional.

Sólo a manera de ejemplo hay que mencionar que este año la temporada invernal debe darse por descartada. Pese a esto, en las últimas semanas se aprecian algunas señales positivas relacionadas con una baja en la expansión de la pandemia y, con ello, a la posibilidad de un desconfinamiento gradual como ha sucedido en el caso de las regiones vecinas. Aun así, el camino hacia la llamada "nueva normalidad" es dificultoso y pocos sectores enfrentan mayores desafíos que el turismo para volver a niveles comparables a los de años anteriores.

En medio de esta incertidumbre existen, sin embargo, algunas posturas más optimistas que pronostican una reactivación del sector a partir del turismo interno como medida emergente, con estancias más cortas y en destinos próximos que contemplen pocos riesgos de contagios. Es probable el auge del turismo de naturaleza, rural, "de aislamiento", de espacios abiertos o de proximidad. En este escenario, la Región de Los Lagos cuenta con ventajas comparativas con relación a otros destinos de mayor aglomeración, masividad o más afectados por el covid-19.

Evidentemente, pensar en una reactivación requiere también buscar alternativas y soluciones oportunas y novedosas que incluyan una fuerte participación de la diversidad de actores que componen el sector, para mitigar las limitaciones en el acceso a créditos y programas oficiales de recuperación que experimentan numerosas empresas, y así conseguir verdaderos paliativos en este contexto tanto inédito como grave de uno de los sectores con más gran potencial de esta región.

Dra. Marisela Pilquimán Vera, Ceder

de la Universidad de Los Lagos