Premian a fotógrafa chilena que retrata el mundo de los que viven en cavernas
NUEVA YORK. Tamara Merino reconocida con el prestigioso premio Inge Morath. Acá cuenta cómo llegó a estos lugares.
Federico Grünewald B.
La idea surgió en 2016, en Australia. Tamara Merino tenía 25 años, recorría el país en una van y un día pinchó una rueda. "Llegué a ese pueblo bizarro y extraño, y como me gusta lo bizarro y lo extraño, decidí quedarme, porque me di cuenta de que la gente hacía su vida en cuevas bajo tierra". El pueblo se llama Coober Pedy y, efectivamente, todo ocurre bajo la superficie.
En esta comunidad que se dedica a la extracción de ópalo, Tamara encontró la primera parte de un proyecto que ya lleva tres capítulos y que fue reconocido con el prestigioso premio Inge Morath 2020. El trabajo sigue avanzando y se enfoca en retratar las distintas comunidades subterráneas del mundo. Además de 5.000 dólares para continuar adelante con "Underland", la fotógrafa documental chilena recibe el estímulo que cada año premia a una fotógrafa menor de 30 años. Este año participaron 114.
Merino se encuentra en Chile. Vivió en Colombia, estudió Teatro y Fotografía en Nueva York y desde su cuarentena cuenta que "es un honor recibir este premio, es una de las organizaciones más importantes del mundo de la fotografía y me ayuda tanto en mi carrera. Esto me tiene en las nubes, porque es también la posibilidad de monetariamente continuar mi proyecto que vengo desarrollando desde 2016".
-¿Por qué la gente vive en cuevas?
-Por razones diferentes, socioculturales, religiosas, climas extremos. En Australia, por ejemplo, viven así por las altas temperaturas. En el verano puede haber hasta 50 grados y en el invierno menos 2. En España estuve en las cuevas donde nació el flamenco, el baile típico español, y todo partió con los esclavos que llevaron al sur del país para crear el Palacio de La Alhambra. Esto está en Granada y al llevar a los esclavos a construir el palacio, no podían habitar la zona real. Como ellos ya eran trogloditas en el norte de África, crearon cuevas en las montañas para poder habitar casas. Luego las habitaron los gitanos.
-¿Vive muchos de este modo?
-Son muchísimas personas, yo fui a seis pueblos diferentes y en Guadix, la capital de las cuevas de Granada, únicamente ahí viven bajo tierra 2.500 personas. En España solamente habitan bajo tierra, tienen su casa ahí, a diferencia de Australia, que trabajan ahí, y la mayor parte de su vida social y cultural es bajo tierra. Encuentras restoranes bajo tierra, bares bajo tierra, piscinas bajo tierra.
-¿Cómo llegaste a ellas?
-En Australia, después de pinchar la rueda, me demoré como seis días en conocer a alguien. Es un pueblo súper fantasma. Conocí una señora alemana y aproveché que tengo raíces alemanas. Empecé a investigar y entonces me di cuenta de que era mucha gente la que vivía en las cuevas. El proyecto fue publicado después en National Geographic.
-¿Qué tan grande puede llegar a ser este proyecto?
-Bastante grande, me quedan varios capítulos, quiero seguir por lo menos los próximos dos años, mientras se tranquilice todo con la pandemia.
Cuevas con internet
Hasta ahora, Tamara Merino ha podido retratar la vida subterránea de comunidades en Australia, España y Estados Unidos. No puede adelantar detalles de la cuarta etapa del proyecto, pero dice que, por ejemplo, si va a Turquía, no será a Capadocia, donde aún existen cuevas que habitaron trogloditas, pero que ahora son demasiado turísticas. "La idea es encontrar comunidades que viven de manera más autóctona, pienso ir a China y a Túnez", explica.
-¿Qué te llama la atención de estos lugares y de estas personas?
-La manera como habitamos el mundo, que todos lo habitemos de maneras tan diferentes, que tengamos una conexión tan potente con el medio ambiente que nos rodea, cómo nos desarrollamos entre nuestros pares, eso me fascina. Mientras documentaba estas comunidades me daba cuenta cómo afectaba positivamente el hecho de que estuvieran viviendo con tanta conexión con la tierra en sí. Cuando dormí ahí en la noche, desperté varias veces y mi plumón estaba cubierto en polvo. Es una casa que está mutando, es una forma muy originaria de habitar. Es algo que realmente se remonta mucho tiempo atrás. Me fascina en términos culturales y sicológicos del ser humano. Además, vivir de esta manera tiene una huella de carbono súper bajita.
-¿Viven lejos de la tecnología?
-Las cuevas de Estados Unidos tienen internet, agua, televisión, de todo. Por dentro son como unas casas comunes y corrientes, pero son cuevas.
-¿Cómo aprovecha una fotógrafa la cuarentena?
-En este minuto estoy documentando mi propia cuarentena en un proyecto que he llamado Diario de Cuarentena. Decidí documentar mi maternidad, mi intimidad, mostrando el día a día, lo cotidiano, creando autorretratos, algo que jamás había hecho antes, esto de incluirme en la historia. Ha sido un ejercicio súper bonito y terapéutico. En términos de la creación me he abierto a estas nuevas maneras de construir, incluso a fotografiarme con mi hijo, que tiene un año.
2016 fue el año en que Merino inició "Underland", idea que retrata la vida bajo tierra en el mundo.