Epicteto (55-135), filósofo estoico, dijo: "Una ciudad (un país) no está adornada por cosas externas, sino por la virtud de aquellos que habitan en ella".
Máximo Gorki, escritor bolchevique, de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas escribió: "Ciudadanos, los viejos amos se han marchado y nos han dejado una rica herencia. Ahora, estos tesoros pertenecen al pueblo ruso. Camaradas, cuidad esta herencia, cuidad los palacios de vuestro arte nacional, cuidad los cuadros, las estatuas, los edificios. En ellos se concentra la potencia espiritual de vosotros mismos y de vuestros antepasados. El arte es la belleza que hombres de talento pudieron crear incluso bajo la presión despótica y es un testimonio de la energía y grandeza del alma humana. Camaradas, no mováis una sola piedra; conservad vuestros monumentos, los edificios, los documentos todas las cosas antiguas... Todo ello constituye nuestra historia y debe ser nuestro orgullo".
En estos momentos la retórica abstracta de romper con el negro pasado, construir un mundo nuevo, modernizar estructuras e instituciones, cambiar la constitución, etc.
Tenemos que cuidar la existencia física de nuestra civilización, que aquí en el sur de Chile es de madera. Hay que distinguir entre el resentimiento ante distintas estructuras y el aprecio al arte y cultura que tenemos y vale en toda circunstancia. Aún así en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se destruyeron 60.000 Iglesias Ortodoxas y se conservaron sólo 10.000.
Nosotros en la provincia de Chiloé y Llanquihue tenemos más de 500 capillas solo de la región católica. De ellas 16 son Patrimonio Cultural de la Humanidad y casi un centenar son Monumentos Históricos Nacionales Arquitectónicos.
Carlos Ignacio Kuschel Silva.