Columna
Inspiración Femenina
Durante mis vacaciones, comencé a leer el libro Mujeres en la historia de Chile de María Gabriela Huidobro Salazar, obra que relata distintos momentos históricos en los que algunas compatriotas se destacaron en diversos ámbitos. Particularmente, resaltan los pasajes dedicados a Eloísa Díaz y Ernestina Pérez, dos mujeres talentosas que rompieron los estereotipos de género de su tiempo.
Ambas brillaron en el campo de la medicina, un ámbito que, hasta entonces, estaba reservado exclusivamente para los hombres. Nos inspiran no solo por la valentía con la que alcanzaron sus objetivos académicos y profesionales, sino también por haber dedicado su trabajo a mejorar las condiciones de vida de la población, implementando medidas como una mejor higiene en los hogares y en los establecimientos educacionales.
Díaz y Pérez fueron grandes precursoras de la presencia femenina en las ciencias y abrieron las puertas para que otras mujeres siguieran su camino. No obstante, esto no habría sido posible sin la incansable labor de otras destacadas mujeres, como Antonia Tarragó e Isabel Le Brun, que, durante años, insistieron en que jóvenes como Eloísa y Ernestina tuvieran al menos la oportunidad de rendir los exámenes de admisión a la universidad.
Gracias a los esfuerzos de estas pioneras en educación y ciencia, hoy el acceso a una carrera universitaria se da por sentado. Tanto es así, que la inscripción de mujeres para el año 2025 aumentó en un 5,4% respecto a 2024, superando el 50% de las matrículas de primer año.
Una cifra aún más significativa es que la postulación de mujeres a carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) alcanzó el 32%, dos puntos porcentuales más que el año anterior. Las motivaciones pueden ser diversas, pero lo importante es que nosotras podemos lograr todo aquello que nos propongamos.
Aunque aún queda camino por recorrer, iniciativas como Más Mujeres Científicas (+MC), la Academia Atómicas de Fundación Tremendas, el Programa Mujeres STEM de INACAP y los programas especiales de admisión STEM de las universidades de todo el país, entre otras, están apoyando y facilitando este recorrido. Sin embargo, es necesario seguir avanzando para derribar los estereotipos de género en la elección de carreras de educación superior y aumentar la presencia de mujeres en la ciencia, tal como lo impulsaron, en el siglo XIX, Antonia Tarragó e Isabel Le Brun.
Así como Díaz y Pérez fueron, en su momento, la inspiración para otras mujeres, hoy tenemos referentes que destacan por su trabajo riguroso, innovador y en la frontera del conocimiento como, Carla Hermann (física), Claudia Prieto (ingeniera civil), Priscilla Brebi (doctora en Ciencias), Teresa Paneque (astrónoma), Paula Celis (bióloga marina), Trinidad Matta (joven divulgadora científica) y tantas otras que es imposible nombrar individualmente.
Vaya un reconocimiento a la labor y a la inspiración que ofrecen a aquellas mujeres que sueñan con alcanzar metas en campos donde la participación femenina aún es escasa. ¡Vamos que se puede!
Gracias a los esfuerzos de pioneras en educación y ciencia, hoy el acceso a una carrera universitaria se da por sentado. La inscripción de mujeres para el año 2025 supera el 50% de las matrículas de primer año.