Reducción de las bolsas de plástico
Si bien se han dado grandes pasos en el país para reducir su uso, todavía quedan áreas en las que se puede mejorar.
En 2018 se publicó en el Diario Oficial la Ley Nº 21.100, que prohibió la entrega de bolsas de plástico en el comercio y que transformó a Chile en el primer país latinoamericano que dio este gran paso, para contribuir a la protección de la naturaleza. En su primer año logró que el uso de estas bolsas disminuyera casi en un 65%.
Se estima que en los primeros 30 meses de vigencia se evitó la distribución de más de 6.700 millones de bolsas. La ley consideró un período de transición de seis meses desde su publicación, para que las tiendas y supermercados dejaran de entregarlas. En el caso de las pequeñas empresas, se les dio plazo hasta el 3 de agosto de 2020 para adaptarse a la normativa.
Pero no se puede pensar que el problema de contaminación se resolvería sólo por esta vía, ya que los plásticos siguen circulando como envases primarios de muchísimos productos. Sin embargo, ésta fue la contribución que se podía hacer por la vía de los consumidores finales. La ley cumple seis años y es evidente que han cambiado los hábitos de compra de los consumidores, que han aceptado la medida y han tenido que adaptarse a la reducción de las bolsas y a su reemplazo por otras reutilizables. No obstante, en este período se echó de menos alguna disposición que hubiese obligado a todo el comercio a asumir la responsabilidad de entregar sus productos en bolsas de papel, de género u otro material inocuo, pues por el contrario, la venta de bolsas reutilizables se transformó en un nuevo negocio, especialmente para los supermercados.
Dejar atrás el uso de materiales que, al ser desechados, se convierten en desperdicios de difícil eliminación, con el consiguiente daño a la naturaleza, es un desafío para todo el mundo. Los plásticos representan cerca del 80% del total de los desechos en los océanos, afectando al ecosistema de las criaturas que lo habitan. Estas bolsas fueron muy apreciadas en el comienzo por lo fáciles de transportar, su ductilidad y su aparente limpieza. Sin embargo, también arrastraban su condición de prescindibles, y así como sirvieron para el traslado de productos hacia el hogar, se les utiliza para desprenderse de lo que ya se usó. Por eso, es necesario seguir avanzando en un cambio cultural para que las personas entiendan la necesidad de proteger el ambiente.