Vivir en la calle y bajo la lluvia y frío
Es en esta etapa del año en que se hace patente la realidad de quienes por una u otra razón, son los más vulnerables.
La llegada de la temporada de otoño-invierno, con lluvias y frío, despierta la preocupación por las personas que viven en situación de calle en el país. Cada año aumenta el número de quienes viven y duermen en la calle, a la entrada de las galerías, bajo marquesinas, debajo de los puentes o pasos sobre nivel, en los quioscos de las plazas o en el acceso a algunos edificios.
Son mendigos, desplazados o personas en situación de calle, que sobreviven de la caridad ciudadana, de la ayuda que les llevan los voluntarios de instituciones formales u otras que han surgido por motivación de jóvenes que se conduelen con el dolor y la tragedia ajena.
Las personas en situación de calle se distribuyen por todas las ciudades, pero tienen la característica de ser itinerantes y van recorriendo diversas comunas apelando a la caridad. En Puerto Montt, por ejemplo, se les puede ver en la zona céntrica, en las calles Ejército y Regimiento, tratando de sortear el frío y la lluvia, muchas veces en los paraderos de microbuses.
Para sobrevivir deben buscar colchones, carpas, mantas y ropa abrigada. Como carecen de hogar, tampoco tienen arraigo con una ciudad determinada. La falta de reglas en la vida de estas personas es el principal problema al que se enfrentan quienes tratan de ayudarlas, y si bien vivir en la calle es complicado, la situación se agrava por la adicción a las drogas o al alcohol de algunos. De hecho, uno de los requisitos que tienen los programas de ayuda oficiales es que deben dejar el consumo de esas sustancias. Las organizaciones que trabajan con personas en situación de calle han debido aumentar sus prestaciones y compromiso, manteniéndose atentas y prestando ayuda a través de las hospederías y albergues en las comunas.
Quienes están en situación de calle viven un drama porque muchas veces fueron abandonados por sus familias o porque el vicio de la droga o el alcohol los llevó a vagar, lo que resulta especialmente preocupante en estos meses en que se realizan los esfuerzos porque la población adopta medidas especiales y estrictas de precaución con el fin de evitar los contagios con las enfermedades respiratorias.
Sin embargo, el problema no es tan sencillo de resolver, pues muchas de esas personas se rehúsan a ir a los centros de acogida.