Amedida que avanza la crisis de valores por occidente, se va haciendo más patente la confrontación de ideas con muchas naciones de oriente, sobre todo con aquellas que son excelsas y que mantienen un patrimonio moral y cultural muy fuerte. No hay nada más peligroso para el progresismo liberal que estas arraigadas tradiciones, pues representan un verdadero "muro de contención" para la expansión de su ideario permisivo.
El presidente ruso Vladimir Putin señaló un tiempo atrás, a su manera por cierto, que la ideología progresista (incluyendo a las izquierdas) propone que prácticamente todo está permitido. Mata, roba, viola: no te afectará en nada, porque si eres migrante o perteneces a una minoría, hay que proteger tus derechos. Por este y otros motivos, Putin sentenció que la ideología liberal-progresista entró en un grave conflicto con los intereses de la abrumadora mayoría de la población, y está enfrentando una crisis sistémica profunda. Si bien estas opiniones podrían considerarse una exageración de parte de un líder mundial que intenta justificar su visión populista y autoritaria, hay un trasfondo de verdad en todo esto que debe preocupar a quienes creen en la libertad. Felipe González, ex presidente de España, acaba de decir que "no hay libertad sin seguridad". Y la inseguridad es precisamente la gravísima falencia del actual gobierno progresista chileno.
Muchos pensarán que las grandes corporaciones, la banca, la industria, las nuevas tecnologías y el "genio creativo" son aún demasiado poderosos en occidente, lo cual le otorgaría a Estados Unidos y Europa una ventaja fundamental en la carrera por mantener el liderazgo mundial. Pero no hay tal pues ese genio tiene pies de barro y está siendo carcomido por su propio cáncer, que no es otra cosa que la entrega a un hedonismo y un liberalismo exacerbados. "Dejar hacer y dejar pasar". Este grave problema todavía tiene un largo camino por recorrer, y son los propios medios digitales de comunicación -con sus múltiples redes sociales-, los que se encargan de crear el caldo de cultivo para que el virus se expanda.
Demasiado materialismo permisivo, que sin embargo encuentra fuertes grados de resistencia en el mundo del islam, que es precisamente donde se conserva una parte importante del acervo moral de la humanidad, junto con el hinduismo y otras creencias orientales. Entiendo que puede resultar difícil para nuestra mentalidad occidental comprender y aceptar el paradigma metafísico que entraña la situación antes planteada, pero no así para los habitantes de esa vasta zona geográfica que va desde Jordania hasta el Lejano Oriente, incluyendo partes de Asia Central, India y sectores de China. De allá vendrán los cambios más importantes para la humanidad, para su futuro ascenso en la escala de valores.