No era mi intención comenzar estas líneas con la siutiquería de "la fiesta de la democracia", pero el Servel me ha conducido a ello y, también, a una cruzada por mi salud. En efecto, desde hace más de treinta años vivo en Puerto Varas y caminaba cinco cuadras para sufragar. Hace poco, cuando mi aspecto revelaba una clara candidatura a cadáver, incluso me daban preferencia y no debía hacer fila. Pero se acabó, el Servel me quiere ágil, vital, con toda la salud del mundo para decirme "¡siga participando!". Por eso, me mandó a votar a 50 kilómetros de mi domicilio, para que el trayecto inyectara aire puro en mis pulmones y espíritu. Y como de espíritu hablamos, me limité a buscar la calculadora. Ensenada está a 50 kilómetros de mi casa, lo que significa un recorrido total de 100 kilómetros para emitir mi voto. Como me cuento entre los millonarios del país y aún puedo pagar la bencina, calculo que en el servicentro no deberé pedir "diez lucas", sino "20 lucas". Eso eleva mi status y mi clasismo, imprescindibles en el Chile de hoy.
Además, debo descartar la locomoción colectiva, que no es colectiva, sino esporádica. Cuando he tenido que usarla, he terminado en la consulta del especialista en columna o con un gastroenterólogo, por conmoción estomacal. De modo que el auto es la solución. En el camino, seguro, me voy a encontrar con amigos que el Servel mandó de fiesta a Peulla. Dichosos ellos, que deberán hacer un lindo trayecto por carretera, navegar por el lago Todos los Santos y sufragar en el límite con Argentina. Un día entero de fiesta.
Saliendo a las 9 de la mañana, y manejando con prudencia, calculo que puedo estar a las 10 en el sitio del suceso, lo que implica que a las 11 debiera estar libre y a esa hora debería comer algo. Me han dicho que un trozo de kuchen vale 5 mil pesos, pero como necesito dos trozos, debo considerar diez mil. El momento del almuerzo me encontrará de vuelta, por lo que confío en encontrar un local para comer un bife de 200 gramos en un plato con capacidad para un bife de kilo, por el cual me cobrarán 30 lucas ( "¿gusta agregar la propina?")
El otro día, vi a un señor del Servel pidiendo perdón por "errores" ocurrido en la georreferenciación (domicilios de los votantes), pero hay que ver en esto una oportunidad. Mi voto significa 100 kilómetros, medio día y un gasto de sesenta lucas (sin propina), pero la democracia (así le dicen) hay que pagarla, aunque sea con tarjeta de crédito y puntos Latam. Me entero que - más allá de la emocionante preocupación del Servel por los ciudadanos - , esto habría ocurrido porque mi calle se llama Petrohué y la georreferencia la asoció con Ensenada.
Mientras usted lee esta columna, estoy llamando infructuosamente a un amigo que vive también en Puerto Varas, en calle Chile Chico.