Despliegue en las calles
Los dirigentes sociales de Puerto Montt han hecho hincapié en la necesidad de contar con autoridades conectadas con el día a día.
Si hay alguien que sabe de lo que pasa diariamente en los barrios y poblaciones de cualquier ciudad, esos son los dirigentes vecinales y sociales, que por su sola presencia en tal o cual sector, la cercanía con sus pares y la vocación de servicio, pueden muchas veces dar una radiografía muy exacta de los problemas que sufren las personas en el día a día. Así quedó demostrado con un ejercicio que hizo este diario, aprovechando la visita de dos días que realizó el Presidente Gabriel Boric a Puerto Montt. Casi como una sola voz, los dirigentes plantearon que hoy por hoy, la principal dificultad que hay en los barrios y poblaciones es el de la creciente inseguridad, enfatizando en la necesidad de que las autoridades realicen un mayor despliegue en las calles, donde está el mundo real, y no se afanen tanto en las redes sociales.
Si bien se reconocen avances en algunas materias, como en la disminución de las carreras clandestinas (que hasta hace unos meses eran un calvario para quienes viven en Pelluco), han advertido que es hora de actuar con firmeza frente a la proliferación de fuegos artificiales (prohibidos hace rato y conocida su vinculación con el narcotráfico), la misma drogadicción y todos sus derivados, los robos y los ruidos molestos en las noches. Cada uno de estos fenómenos resta calidad de vida, acrecienta la sensación de inseguridad, reduce el uso de espacios públicos y alimenta más delitos e incivilidades, en un círculo vicioso al que la autoridad está llamada a ponerle coto.
Por eso es que resulta tan obvio el planteamiento relativo a que las autoridades salgan a la calle. Si ellas lo hicieran de forma regular (y no sólo cuando viene el Presidente o por alguna celebración particular), podrían ver in situ que el temor a la pirotecnia es fundado, que hay plazas y esquinas tomadas por los soldados de los narcos (incluso en la zona céntrica), que hay calles con pésima iluminación, que cuesta una enormidad usar el transporte público y que las salas de urgencia hospitalaria suelen estar repletas.
La lección es que las autoridades, aunque tengan un rol relevante en la definición y aplicación de las políticas públicas y en cuestiones administrativas, no pueden perder nunca de vista para quién es que toman esas decisiones.