Promesas para el transporte terrestre
Tras años de espera, ha surgido una nueva oportunidad para el perímetro de exclusión en Puerto Montt. Habrá que ver si se cumple.
Además de la recuperación de la seguridad ciudadana que se fue perdiendo en los últimos años por la delincuencia, una de las demandas más sentidas de la comunidad puertomontina es un transporte público que otorgue garantías de regularidad, cobertura geográfica y extensión horaria. Desde que el estallido social y la pandemia hicieron saltar por los aires el servicio de locomoción colectiva (que aunque deficiente hasta ese momento, era mejor a lo que hay ahora), se han multiplicado las denuncias de dirigentes sociales de numerosos barrios y poblaciones de la capital regional que alegan las dificultades para trasladarse dentro de la ciudad.
La extensa anormalidad que vivió Puerto Montt (como tantas otras de Chile) desde octubre de 2019, derivó en que hoy hay menos microbuses recorriendo la capital regional, y los que quedan, no alcanzan a satisfacer la demanda de una urbe que, paradojalmente, no ha cesado de experimentar un crecimiento demográfico por la llegada de familias que han apostado por el sur para vivir con mayor tranquilidad. Los representantes del gremio microbusero han explicado que una de las consecuencias de la pandemia fue la pérdida de conductores, quienes han optado por dedicarse a otras tareas, mientras que no hay frutos aún de las iniciativas gubernamentales para capacitar a interesados en este oficio.
En este sentido, el plan de ordenamiento del transporte terrestre (más conocido como "perímetro de exclusión") se supone que podría venir a solucionar muchos de estos males, así al menos se viene señalando desde hace siete años, período en el que, no obstante, no se ha producido ningún avance.
Pero este año podría haber un punto de inflexión (ojalá que no sea uno más de los tantos fallidos), pues el seremi de Transporte aseguró esta semana que este año sí que sí comenzará este programa, que garantiza frecuencias, nuevas áreas de cobertura y horarios producto de una regulación en la que, en todo caso, se requiere de la participación de los privados como prestadores de servicios.
La palabra del Gobierno está así sobre la mesa. En unos meses más ya debería concretarse el plan y saldar la deuda con los puertomontinos que diariamente tienen que movilizarse.