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Educación pública y de calidad
Durante la primera semana de enero conocimos los resultados de la PAES, prueba que viene a reemplazar de manera definitiva a la icónica prueba PSU, y que busca ser el nuevo instrumento de medición que califica las aptitudes para el ingreso a la educación superior. Los resultados no fueron nada alentadores, pues mostraron un retroceso significativo de los colegios públicos desde 2005 a la actualidad en los rankings elaborados a raíz de estos instrumentos de medición, pese a que desde 2006 en adelante ha habido una serie de hitos y manifestaciones, precisamente bajo la necesidad de mejorar la calidad de la educación pública.
Estas manifestaciones y movimientos estudiantiles han tenido un correlato en las políticas públicas, en donde se ha ido avanzando en una serie de materias, tales como gratuidad en la educación superior y reformas en los procesos de admisión escolar, además de señales que cada vez apuntan a eliminar cualquier forma de selección y competencia, pero que no han mostrado ningún resultado positivo aparente, más allá de familias haciendo largas filas para asegurar un cupo en los colegios mejor posicionados.
Teniendo a la vista los resultados desde 2005 en adelante, los colegios públicos, y en particular los llamados "colegios emblemáticos" sólo han disminuido sus posiciones en ranking anuales elaborados a partir de la PSU, lo que quiere decir que cada vez son menos los estudiantes de educación pública que están entre los más destacados, ahondando así las brechas de resultados entre estudiantes de educación pública y privada. Por mucho tiempo se dijo que la PSU era un instrumento que medía conocimientos y no competencias, por lo que se instaló la discusión sobre la necesidad de cambiar el instrumento a la denominada PAES. El resultado es aún más dramático, y hoy nos encontramos con que la educación pública no sólo no logró entregar conocimientos, sino que al parecer tampoco desarrolla competencias, identificándose ahora dos brechas en vez de una.
Ya sabemos que las brechas vienen de las desigualdades sociales y culturales, pero debiese ser precisamente la educación el medio para reducir esas distancias, por lo que no deja de llamar la atención como estamos hoy desaprovechando esta ventana de oportunidad para contribuir a mejorar los estándares de calidad de la educación pública.
Es precisamente la educación un motor de desarrollo de competencias, es un catalizador para la movilidad social y el desarrollo de talentos, y por consiguiente, una herramienta mínima para desplegar nuestras potencialidades en favor de nuestros propios proyectos de vida.
¿Será que nos van a sorprender con un nuevo cambio en el instrumento de medición para el acceso a la educación superior, porque incomodaron los resultados? Probablemente en ese escenario, igualmente encontraríamos una tercera brecha.
Hardy Oyarzo Cahuas
Vacaciones en Calbuco
Nuestras vacaciones de la infancia estuvieron marcadas por no tener que ir a la escuela, por salir a vender helados caseros a las playas o a los estadios. Ver llegar a las casas de nuestros vecinos, niños de otras ciudades que venían a pasar el verano y hacer amistad con ellos nos daba mucha alegría. Los mirábamos como seres extraños y como periodistas queríamos saber todo, que nos hablaran del lugar de donde venían, y así nuestra imaginación iba conociendo otros lugares, pueblos y ciudades y sin decirlo, soñábamos algun día conocer tantas maravillas narradas.
Cuando terminaba el verano íbamos a dejarlos al bus, y con nostalgias de niños les alzábamos las manos en la esperanza de volverlo a ver. Muchas veces sí, otras tantas no, porque de seguro iban a otras ciudades. Pasado el tiempo, también nos tocó ir a otros lugares, conocer nuevas amistades, quizás también seríamos seres extraños, pero eran las vacaciones y había que aprovecharlas.
Las vacaciones y el verano siempre son un escenario propicio para el aprendizaje, saber como en otras ciudades con poco se hace mucho y por cierto, en otras con tanto no se hace nada. Con los años, la conformación de la familia y las múltiples necesidades no nos permite viajar y nos queda mirar las fotos, los recuerdos más hermosos de algún lugar, ciudad o país.
Sin embargo, queda un gran espacio y escenario para vivir a concho las vacaciones y el verano. Se trata de nuestra propia ciudad, casi todas con un amplio calendario de fiestas costumbristas, llenas de la magia, el sabor, la alegría, tanto gastronómica como artística, y es bonito ser un pequeño embajador y responder gracias a la magia del éter y las comunicaciones de tantos que quieren saber a través de ti cuál es la mejor fecha para venir y con qué lo esperamos, y si el curanto, o si el milcao con chicharrones, la chochoca, el asado de cordero, la cazuela de cordero con luche, o el viaje a las islas en lancha, etc.
Aprovechemos de poner en valor nuestras tradiciones, nuestras costumbres, cultura , gastronomía, saberes y buena atención. Estaremos haciendo más feliz la visita de nuestros turistas ocasionales o permanentes, muchos que cada año vuelven por alguna magia que les faltó descubrir.
Quizá aún está latente la voz y pluma de un periodista argentino que por los año 70 dejó una hermosa crónica con la bella frase, "no visite Calbuco, se acostumbrará". Sean bienvenidos al archipiélago mágico de las aguas azules.
Eduardo Nievas Muñoz
Crisis de las isapres I
El plazo de seis meses que dio la Corte Suprema al Gobierno para pronunciarse sobre la crisis de las osapres tiene a las autoridades de salud trabajando muy cómodas (aunque ellas informan que lo están haciendo "en forma prudente y responsable", como si eso fuera algo excepcional).
En términos jurídico-bíblicos, el plazo indicado es del tipo juicio final: llegará cuando los actores ya estén muertos.
José Luis Hernández
Crisis de las isapres II
La crisis de las isapres tiene todo el olor a un estallido 2.0.
Pedro Muñoz
DT chileno para la Roja
En estos momentos, considero que la mejor alternativa para nuestra selección de fútbol es un director técnico chileno. De una vez por todas dejemos el "chaqueteo" de lado y valoremos lo que tenemos en casa. No todo lo "importado" es bueno.
En lo económico paguemos por un producto nacional. Si nos va bien o mal es otro cuento, pero iniciemos un proceso que además nos permita ir descubriendo a muchos jóvenes talentosos que están esperando su oportunidad.
Jorge Valenzuela Araya