De la Onemi al Sinapred
La nueva institucionalidad para responder a las emergencias cuenta con mayores atribuciones para liderar la acción estatal en esta materia. Dada su condición geográfica, el país tiene que estar constantemente actualizando sus conocimientos para responder a los desastres naturales.
Con la llegada del nuevo año terminó oficialmente la existencia de la Oficina Nacional de Emergencias, Onemi, y comenzó la labor de su órgano reemplaza te, el Sistema Nacional de Prevención y Respuestas ante Desastres, Sinapred, que fue creado en el gobierno anterior con rango de servicio público, desconcentrado y con patrimonio propio, que tiene a su cargo la gestión de seguridad nacional y respuesta ante emergencias, coordinando la labor de instituciones públicas y privadas, incluyendo a las Fuerza Armadas.
La nueva institucionalidad reemplaza al antiguo Sistema de Protección Civil, que podía coordinar acciones, pero no ejercía liderazgo legal para aplicarlas. Ahora, en cambio, la norma faculta aplicación, dispone recursos y otorga atribuciones, por ejemplo, para cuestionar y pedir concordancia entre la planificación de seguridad con los ordenamientos territoriales y las estrategias regionales de desarrollo; además, pone especial foco en la educación y prevención, y refuerza la labor de los gobiernos comunales como primeras entidades encargadas de dar respuesta a emergencias.
Las disposiciones están vigentes desde junio pasado y su implementación se ha dado paulatinamente con la conformación de los comités para la Gestión del Riesgo de Desastres, Cogrid, entidades que han tenido un rol fundamental en distintos episodios.
La Onemi funcionó durante 48 años. Después de las polémicas que dejó el terremoto de 2010, su accionar fue cambiando y mejorando sustancialmente, hasta ahora conformarse una nueva mirada que ya no es consultiva, sino resolutiva en esta materia y que, además, suma experiencias institucionales con objetivos comunes. Uno de ellos es el énfasis en la educación para prevenir y en esa mirada se requiere el apoyo ciudadano. Crear conciencia sobre el desafío y la responsabilidad que significa vivir en Chile, un país que históricamente ha sido sacudido por desastres naturales de todo tipo para los cuales el Estado tiene que estar permanentemente preparado.