Planificación financiera
El presente y futuro de la economía nacional exige cautela en las decisiones de compra de estas fiestas de fin de año. Hay que tener muy presente que en el horizonte inmediato del país se asoman meses muy complejos para la economía doméstica.
En estos frenéticos días previos a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, aumenta el endeudamiento de las familias que buscan recursos para financiar las celebraciones o bien para salir de vacaciones. Las personas tratan de obtener dinero, ya sea girando algunos ahorros -si es que los hay- o recurriendo a los créditos de consumo o a los avances que obtienen en financieras y en las multitiendas.
De no haber una adecuada planificación de la deuda, se podría afectar seriamente el presupuesto de los hogares, sobre todo en momentos de alta inflación, de elevadas tasas de interés y cuando los expertos pronostican un inminente decrecimiento y probable recesión económica para el próximo año, por lo que se estima que se generará una tasa de desocupación mayor a lo normal. Esto redundará también en una menor calidad del trabajo, debido al mayor empleo informal, agravándose así el problema desde el punto de vista social.
Hay que tener en cuenta que la pandemia y la emergencia sanitaria que se derivó de ella acentuaron el desempleo, el que se ha ido recuperando, pero sin asegurar estabilidad hasta ahora. En consecuencia, lo más importante para estos días es mantener la prudencia financiera y no comprar con deuda, a menos que sea estrictamente necesario.
Desde agosto de este año, el sueldo mínimo en Chile aumentó a $400.000 para trabajadores de entre 18 y 65 años, mientras que para trabajadores menores de 18 años el monto quedó en $298.391, y para mayores de 65 años, en $257.836. Pese a que el valor aumentó con respecto a los años anteriores, la inflación ha significado una evidente alza en el costo de vida, que impacta directamente en el bolsillo de los hogares. Aunque también se debe destacar que hay un segmento que ahorra con rigurosidad para tener cómo enfrentar alguna emergencia o para protegerse de dificultades económicas.
No se trata de renunciar a un sistema que ha permitido a las familias acceder a nuevos bienes, tecnologías y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, es importante que se asuma con responsabilidad y que la prudencia y austeridad reinen en las decisiones de compra hoy por hoy.