José Berné: de turista a ciudadano
No fue por turistear, ni para hacer negocios precisamente, fue con el fin de buscar un mejor futuro, un mejor vivir. Porque no tan sólo la situación sociopolítica de Venezuela afectaba el día a día de José Berné, también la homofobia enraizada en la cultura de ese país, que no le permitía ni siquiera arrendar una pieza. Fue por eso que, tras un año de haber vivido en Estados Unidos, siendo niñero de menores con autismo, en 2016 decidió volver a salir de su natal Mérida y llegó junto a su pareja hasta Colombia, lugar que fue sólo un paso antes de pisar suelo chileno.
"Cuando vimos que la situación en Colombia era bastante fuerte, delicada, decidí agarrar el poco dinero que me había quedado y compré pasajes en autobús para venirme de Colombia hasta acá a Chile. Fueron 7 días de camino, que tenían que ser 7 sí o sí, porque no había dinero para darse el lujo de quedarse en algún país. Era como 'duerme en el autobús', fue muy fuerte. Ahí uno le daba dolor de estómago, porque uno come cualquier cosa, también diarrea, vómito; pero bueno, nada, cruzamos por la frontera norte del país y de ahí me dieron el pase y llegué a Santiago", relata este profesor de biología que a mitad de año arribó a Puerto Montt.
Desde ese momento (abril de 2017) comenzó su odisea en tierras chilenas, donde, hasta el momento, proyecta quedarse. Y, aunque actualmente está a gusto y tranquilo, el camino para encontrar esa estabilidad no ha sido fácil; festividades sin la familia, dificultades en el que debía ser un hogar y episodios de xenofobia y homofobia, fueron algunas de las complejidades que le tocó enfrentar.
"Fue duro para nosotros, porque tuvimos nuestro primer diciembre solos, fiestas solos, día de la madre solos. Reintegrarse en una sociedad es complicado y más con el choque cultural que hay entre las zonas del Caribe y la zona sur del continente; dos polos opuestos literalmente", recuerda Berné sobre sus primeros meses aquí.
- ¿Por qué se dieron esos episodios de discriminación?
- Aquí son muy pocos los escenarios como donde yo pudiese decir que existió homofobia, lo que sí se veía un poco más era la xenofobia, que se veía en 2019, donde se notaba un poco más y no los culpo, porque llegó mucho extranjero a hacer daño y por lo general uno tiende a generalizar en la nacionalidad (…). A mí me da vergüenza ajena a veces cuando dicen 'venezolano atacó a tal persona', porque nos terminan marcando a todos y los que queremos hacer algo mejor, no lo ven. Hay veces en que uno incluso deja de hablar como venezolano para que la gente no diga 'ah este es venezolano', porque actualmente (la xenofobia) se nota más que en años anteriores.
Oportunidad con proyección
"Sin duda tuve un angelito de por medio", dice el joven que hoy ya sueña con comprar una casa por estos lados. Y no lo dice en vano, porque desde un inicio tuvo un contrato en un local chino, y gracias a eso pudo pasar de visa de turista a temporal y radicarse con un RUT provisorio. Con eso en mano, logró postular a una mejor opción laboral y entonces entró al rubro de la joyería; primero a Swarovski y luego a Pandora, marca que lo trajo hasta la región, en julio pasado.
"Tengo muy pocos amigos chilenos, pero los que he conocido han llegado para quedarse, porque el que realmente te quiere ayudar, sacrifica todo para ayudarte (…). En ese aspecto yo estoy muy agradecido con Chile, porque me abrió las puertas en muchas cosas, como la residencia definitiva, ahorita para enero 2023 ya voy a postular a la ciudadanía y eso es porque realmente quiero quedarme y valoro muchas cosas de acá", confiesa el ahora store manager de la tienda Pandora en Puerto Montt.