Registro de deuda de pensiones
La ley, en plenitud ya desde hace nueve días, pretende ponerle freno al drama de tantas familias que se ven expuestas al incumplimiento de la pensión alimenticia. Más del 85% de los demandados en los tribunales de familia no paga lo que les corresponde por la mantención de sus hijos.
El 18 de noviembre comenzó a regir en plenitud la Ley 21.389, que creó el Registro Nacional de Deudores de Pensiones de Alimentos, cuya finalidad es perfeccionar el sistema de pago en favor de los hijos. La norma, promulgada en el Diario Oficial del 18 de noviembre de 2021 por el entonces Presidente Sebastián Piñera, establece 12 medidas para penalizar a quienes deban tres mensualidades consecutivas o cinco discontinuas. El Registro Civil está a cargo de mantener esos datos, que influirán en la retención obligatoria de fondos, desde créditos otorgados; de las devoluciones de impuestos; de la compraventa de vehículos e inmuebles y remuneraciones; además de establecerse trabas para obtener licencias de conducir y pasaportes. También señala que será considerado un delito de violencia intrafamiliar el no pago reiterado de pensiones alimenticias, pues eso vulnera la autonomía, el patrimonio y la subsistencia de quienes tienen a cargo los niños y niñas.
Según una encuesta realizada por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, en conjunto con Cadem, en noviembre de 2020, el 46% de las mujeres no convivía con el padre de sus hijos y de éstas, un 65% no recibía contribución alguna de pensión. Sólo el 16% de los deudores de pensiones alimenticias se hacían responsables del pago. Y del total de personas que no reciben el pago de esta pensión, el 65% forma parte de la población de menores ingresos.
Las causas por pensiones de alimentos se encuentran entre las más vistas por los tribunales de familia del país. Más del 85% del total de demandados no paga lo que corresponde a sus hijos, o tiene deudas acumuladas de las cuales no se hace cargo.
Esta legislación representa un avance sustantivo, pues se busca poner límite a problemas que muchas familias arrastran durante años y que obligan a las víctimas a exponerse a reiterados trámites legales para que se respeten sus derechos, o a sufrir incluso extorsión de parte de quienes cometen este tipo de agresión económica. Por otra parte, es positivo que haga partícipes a la comunidad y a instituciones frente a una situación de abuso reiterado, sacándola desde la esfera privada en que hoy suele manejarse, a una pública, con sanción social y material real.