José Muñoz Contreras: padre del folclor local
A sus 83 años, el profesor vive sus intensos recuerdos de toda una vida formando numerosas generaciones de estudiantes y folcloristas, de sus largas jornadas de investigación en Chiloé y de sus agotadoras noches escribiendo obras inéditas que representó innumerables veces con sus estudiantes.
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El 'folclor', como término actual, fue creado por el inglés William Thoms (1803-1885), en donde 'folk' significaba pueblo y 'lore' acervo o sabiduría popular, con lo que se refería al rescate y valorización de todas las tradiciones populares, especialmente campesinas. Esas expresiones orales estaban siendo acorraladas y extinguidas en la Inglaterra de la primera mitad del siglo XIX frente a una Revolución Industrial que forzaba una migración desde el campo a la ciudad y en donde sus hijos recibían una educación homogénea y útil a la transformación del país.
En nuestro país, el folclor tomó una dimensión mayor con Violeta Parra (1917-1967) y también con Margot Loyola (1918-2015), las que desde los años 1950 realizaron numerosos periplos por los rincones más apartados de nuestra "loca" geografía, aprendiendo de los humildes campesinos los elementos que conforman el verdadero patrimonio cultural de Chile ya que las elites normalmente aspiran a imitar la cultura de los países dominantes.
A nivel local, José Muñoz Contreras continuó con esa línea de investigación y de formación y, como explica él: "…en los 1950 surgió un movimiento de difusión de la cultura…recopilar las adivinanzas, que los refranes, que la comidas, todo lo que se haga…" Como profesor, "…en el instituto superior del magisterio…nos capacitaban para hacer que los niños auto valorarán toda la cultura que tenían ellos, sus parientes y sus antepasados, yo fui a cuanto curso se me puso al frente porque primero leí todo lo que podía leer de aquí de la zona…"
Sin embargo, José nació en Santiago en 1938. Hijo de padres campesinos, ingresó al Seminario a los 14 años para ser sacerdote, pero debió abandonarlo para preocuparse de su familia por lo que estudió Pedagogía en una época en que había tanta demanda por profesores que podían trabajar mientras estudiaban. Nunca se casó y cuidó a su madre hasta que ella falleció a los 100 años hace poco tiempo; a pesar de ello, su corazón es tan grande que crió 5 hijos adoptivos.
Se tituló de profesor de Educación Básica en la Universidad Católica en 1961 "…y mientras sacaba mi título trabajé en el que era todo un colegio inglés, San Gabriel English School…" A pesar de sus títulos, él se define como "…un atorrante de barrio no más… de la comuna de San Miguel. Mi escuela fue la parroquia de San Miguel".
Todo cambió para él en 1962 "…cuando un vecino mío llegó con una persona que venía del sur y el amigo del sur me habló de los lagos, los ríos, la flora y la fauna, toda la maravilla del sur, lo que me iluminó". Así llegó José, recién titulado a un Puerto Montt totalmente desconocido para él y que se había transformado completamente con el terremoto de 1960 recibiendo miles de campesinos que poblaron la tercera terraza de la ciudad por medio de tomas y también a través del apoyo de la Iglesia Católica (cooperativas) y de la construcción de viviendas por parte del Estado.
En los primeros 2 ó 3 años estuvo "castigado" por el Ministerio de Educación ya que no aceptó su destinación original a una escuela rural de Los Muermos. "…Llovía, y llovía y llovía, desde que pisé Puerto Montt, no paró hasta que renuncié de allá… así que me dieron el dato que se está formando una cooperativa allá arriba, se está formando la primera cooperativa para la escuela de Techo para Todos, entonces ni tonto ni perezoso me vine acá arriba y me encontré con un santo varón que se llamaba José Fernando Pérez".
En la Escuela Cristo Salvador estuvo trabajando entre 1963 y 1966 y fue tanta la conexión con el Padre "Pepe" que gracias a la cooperativa él pudo contar con una vivienda propia hasta que tuvo que venderla para poder ayudar a uno de sus hijos adoptivos.
En una de las tantas nuevas poblaciones de la actual Avenida Presidente Ibáñez (tercera terraza), la nueva escuela de la Población Libertad, tuvo el privilegio de contar con el profesor José Muñoz entre 1966 y 1974. Pero donde comenzó el verdadero trabajo como folclorista -que es su gran legado- fue en la Escuela de Cultura y Difusión Artística cuando ésta había nacido dos años antes, allí trabajó desde 1975 hasta cuando se jubiló en 2007.
"Allí realicé todo un programa con los niños pequeños, haciendo folclor infantil, empezando la enseñanza de la cueca obligatoria y realizando tareas para investigar también…" comparte José. "…Para ir a recopilar…la primera vez, teníamos las puras patas y el buche porque llegamos a Mocopulli, antes de llegar a Castro, y de ahí teníamos que entrar a Dalcahue…si llegábamos tarde teníamos que dormir en pampa libre no más y comiendo "sandwichito" de lo que uno llevaba, teníamos una grabadora de la más económica posible, fotografía no teníamos, entonces teníamos muchas carencias de medios…"
Ellos iban "…recopilando, uno va averiguando donde habrá algún cantor, que nos pudiera enseñar, bueno yo iba con esa chiva digamos, de decirle soy profesor y necesito para mis alumnos, saber cómo se divertían ustedes en las fiestas, ahí empezaba la conversa y bailábamos esto, y esto, y para eso se necesitaba que fueran 2, o el ideal que fueran 3, uno bueno para la música, uno bueno para la danza, uno bueno para ir escribiendo todo".
El lugar de investigación por antonomasia fue Chiloé porque "…Puerto Montt se fundó con muchos chilotes…íbamos cruzando el canal, yo no sé para que fuimos allá, porque aquí y en todos estos sectores campesinos estaba. Pero como uno estaba en Chiloé, ese es el centro de irradiación cultural para todos" recalca José.
Luego de recopilar toda esa información, el folclorista escribía obras -todas inéditas- que preparaba con sus estudiantes, muchas de las cuales presentó en el principal Festival del Folclore Nacional: el de San Bernardo, donde participó cada año desde 1975 hasta 1983 "…con del conjunto folclórico del magisterio -del que es uno de los fundadores- y con como 30 o 40 alumnos aproximadamente". Entre sus monografías inéditas están: "Adivinanciero de Llanquihue", "El Refrán en Puerto Montt (vigencia del refrán)", "El Quegnun o Paseo", "Cahuach (1778 - 1978)", "Nombraciones del Cabildo", "La Maja". "El Torneo de Fútbol", "El Curanto", "La Comedia de Moros y Cristianos. Teatro Folclórico del siglo XVII" (la que era una representación que realizaban en Chiloé los mismos vecinos(as) desde la época colonial) y "La Pincoya".
Sobre el desarrollo del Folclor, José aclara que "…la cultura del pueblo sigue, tiene es su propio camino y uno tiene que ir viendo lo que está pasando, el folclor no depende de los folcloristas, depende de la gente que lo está practicando, y vea lo que no bailan cueca ya, bailan cumbia, ya la tienen metida hasta en los huesos (risas)…hay que ir viendo que cambios se están produciendo, muchas de las cosas de la música popular podrían pasar a ser folclóricas, y quien lo va a decir: el pueblo".