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Mariño cuenta que nunca se imaginó que sería testigo de esta clase de problemas. "Si hay algo importante en nuestro país, es el respeto a las autoridades. Por eso, asombra que lleguen personas sin ningún tipo de respeto. Un comportamiento que comienza asustar".
El también venezolano, Nicolás Tremaría, reconoce que ha sentido rechazo por ser extranjero, pero en situaciones "muy aisladas".
Tremería, quien llegó a Chile hace cinco años, nunca imaginó que se estaría frente a un proceso migratorio como el actual. "Es sumamente grave y Chile tiene todo el deber y el derecho de defender su soberanía y su frontera, por cuanto el acceso se debe efectuar por una vía regular y tomando en cuenta que el derecho a la migración es universal".
Sin embargo, "Chile tiene sus leyes y como tal debemos respetarlas". Por lo mismo, está de acuerdo con la expulsión de quienes comenten actos delictivos, ya que "no llegamos para delinquir, sino que para trabajar".
"Mucha pena"
Ha transcurrido una década desde que la dominicana Lina Amador llegó a Chile. "Seguí todos los procesos e ingresé de manera regular". Por lo mismo, "veo todo lo que está pasando con mucha pena", puesto que "hay una serie de personas que se han dedicado a dañar lo que estamos haciendo muchos migrantes con las manos; pero ellos lo quieren perjudicar con sus pies, con sus malas actitudes y actuaciones".
Si bien Amador, quien es la coordinadora de la Sociedad Dominicana en el Sur de Chile, comprende que hay muchos países en los que se vive una compleja situación y que ello lleva a que muchas personas se vean obligadas a abandonar su tierra, apela a que ello se realice de buena forma y no como lo muestran los hechos sucedidos en el último tiempo y que tiene a migrantes como protagonistas.
Según cuenta, nunca imaginó que sería testigo de lo que está ocurriendo en la actualidad. "Siempre han existido las personas que entran de manera irregular, pero se mantenían tranquilos".
Amador recuerda que en un principio, desde su llegada, la gente le miraba extraño, pero "uno, con sus acciones, con la forma de integrarte a la sociedad chilena, marca la relación que existirá entre extranjeros y chilenos".
"Nunca pensé ver a cientos y cientos de personas cruzando la frontera, en condiciones paupérrimas y con niños. Si me lo hubieran dicho, habría dicho que es mentira, lo mismo que la reacción de la comunidad", recalca.
Una visión similar es la que expresa Markendy Calixte, quien, en su análisis, sostiene que hay quienes salen de sus países para buscar una mejor calidad de vida. Lo hacen con planes de estudiar o de trabajar; pero también está la gente "mala, por lo que no deberían generalizar"
Sin generalizar
Los ciudadanos extranjeros coinciden en que con la misma fuerza con la que condenan los hechos violentos y delictuales en los que han participado personas de otros países y dicen están de acuerdo con que se les aplique fuertes sanciones, como la expulsión, solicitan que los chilenos no los miren "como si todos fueran iguales, porque no es así". Su clamor es que no se diga que "todos los extranjeros son iguales".
Markendy Calixte, quien lleva cuatro años en nuestro país tras llegar de Haití, admite malestar cuando se acusa que los hechos de violencia son protagonizados por extranjeros, sin precisar la nacionalidad. "Hablan de todos. Y es molesto escuchar esto…, sobre todo cuando los chilenos debaten sobre esta temática y los incluyen a todos", en circunstancias de que se trata de situaciones individuales, las cuales "no las tenemos que pagar todos. Siempre ha sido así. Si hay un venezolano malo, se dice que todos los venezolanos lo son...".
Yasmin Mariño coincide con Calixte y aunque valora que en esta zona se viva una situación distinta a la del norte, confiesa que sí ha tenido que escuchar expresiones tales, como que "los tienen que sacar a todos... O que se deberían ir".
"Nadie defenderá a quienes llegan para hacer daño. Es más, deberían darle su carta de expulsión y ser enviados de vuelta a sus países. Y si tienen que ir presos, que sean detenidos, porque no es justo que por personas así paguen otros. Me siento triste, porque por este comportamiento estamos pagando otras personas", reflexiona.
Según cuenta, la situación ha cambiado en el último tiempo. "Antes nos decían: 'ah, usted es venezolana, que bueno, porque es trabajadora... Es la visión que hemos expuesto siempre, pero que ahora está cambiando gracias a los hechos delictuales", lamenta.
De ahí que Mariño solicite no generalizar. Menos en el trato hacia quienes "ingresamos de manera correcta. Es una pena que se diga, por ejemplo, que los venezolanos están robando…, cuando ello no es así".
En la misma línea, Consuelo Ruiz (Cuba) no está de acuerdo con que los chilenos "arremetan contra todos", menos si se está en presencia de niños. Por ello, llama al Gobierno a que coloque orden y que todo aquel que no venga aportar a Chile, ni a trabajar de manera decente y que comenta delitos, sea expulsados del país.
Pero así también que no se generalice a los demás extranjeros. En su reflexión, sostiene que el Chile de hoy no es el mismo que cuando llegó hace cinco años. Sin embargo, "sigue siendo un gran país", pero que no estaba preparado para vivir un estallido migratorio.
"Es como la potencia económica de Latinoamérica, por lo que todo el mundo viene para acá", reflexiona.
Además, agrega que la gente tiene que entender que se trata de un fenómeno normal. Más aún cuando sucede en un "país bueno... todo el mundo irá a parar ahí".
En su caso cuenta que aún no tiene residencia definitiva porque los papeles se atrasaron producto que el aparato se congestionó.
"Se hizo un cuello de botella y por ello no hay manera de obtener los papeles en un tiempo prudente", cuenta, al tiempo que estima que aunque los chilenos necesiten interactuar más con la migración, "se nos ve como si fuéramos un fenómeno que viene a usurparles sus cosas", alega.
Sin embargo, "hay mucha gente buena acá, pero la gran mayoría está en contra de la migración", relata.