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Los misterios de la ciudad perdida de Gede, el "Machu Picchu" de Kenia

ÁFRICA. Descubierta en 1884 por colonizadores británicos, este centro comercial suajili que no estaba en ningún mapa llegó a albergar a tres mil habitantes, a tener ocho mezquitas y un rey al que llamaban "sultán". Su abandono es un enigma.
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Agencias

Oculto en la espesura de un bosque tropical de África del Este subyace un misterio: las ruinas de la ciudad perdida de Gede, una intrigante maravilla arqueológica conocida como el "Machu Picchu" de Kenia.

Esta urbe suajili ha desconcertado durante décadas a arqueólogos e historiadores por la falta de referencias a este emplazamiento en fuentes históricas, pero sus vestigios prueban que albergó una civilización avanzada antes de su abandono en el siglo XVII.

Situada a pocos kilómetros de las aguas turquesas del océano Índico que bañan la turística localidad de Watamu, el yacimiento ocupa una pequeña porción de la reserva de Arabuko Sokoke, el mayor bosque costero de África oriental.

"Fue una de las ciudades más antiguas establecidas en la costa del Índico. Se empezó (su construcción) en el siglo XII. Llegó a ocupar 18 hectáreas, de las que sólo se han excavado 12", explica a Efe el guía Hudson Mukoka, al precisar que su población pudo alcanzar unas "tres mil personas".

Gede, que significa "preciosa" en la lengua de los oromos (uno de los pueblos que habitaron la urbe), es un remanso de paz quebrada sólo por el canto de las cigarras, "la música del bosque" según Mukoka, y las travesuras de los monos que salen al paso de los visitantes.

Espíritus al acecho

La tribu mijikenda, que vive actualmente en las inmediaciones, venera desde antaño las ruinas, que considera sagradas y custodiadas por "Los Ancianos", espíritus al acecho de intrusos que osen profanar el lugar.

Sin embargo, Gede pasó inadvertida durante siglos hasta la llegada de los colonizadores británicos. En 1884, el explorador John Kirk redescubrió la urbe, aunque las excavaciones empezaron en 1948 con James Kirkman, pionero de la arqueología suajili.

Kirkmam topó con un entorno casi sobrenatural. "Cuando comencé a trabajar en Gede -dijo-, tenía la sensación de que algo o alguien estaba mirando detrás de las murallas, ni hostil ni amistoso, pero esperando a lo que sabía que iba a suceder".

A la sombra de baobabs, higueras y tamarindos, esos trabajos sacaron a la luz una sofisticada urbe edificada con piedra coralina sobre calles trazadas dentro de dos murallas concéntricas: la interna protegía a la élite y la externa todo el recinto.

"Este es el gran palacio, que se dividía en dos zonas: una residencia privada y un área de actividades públicas. Al rey le llamaban sultán", señala Mukoka ante los escalones de la imponente puerta principal aún en pie, con arco de exquisita labor.

Asombran también los restos de ocho mezquitas, entre ellas la llamada "gran mezquita", donde se conservan el minbar (púlpito) y la quibla orientada a la Meca, que "funcionaba como un altavoz y producía un eco", aclara el guía, quien de repente grita "Allahu akbar (Alá es el más grande) para recrear ese efecto acústico.

El yacimiento presenta asimismo ruinas de casas con baños e inodoros, pilares funerarios ornamentados y hasta un sistema de alcantarillado, obras que desmontan el erróneo estereotipo de que África carecía de desarrollo antes de la invasión colonial europea.

Los visitantes dicen que (el emplazamiento) se parece a Machu Picchu", dice Mukoka, en alusión al famoso santuario del imperio inca en Perú.

Al igual que Machu Picchu, Gede encierra muchos enigmas, como la causa de su abandono, que pudo deberse, según diversas teorías, a una falta de agua (nada menos que 28 pozos se han hallado en la urbe), un conflicto armado o una devastadora enfermedad.

¿fue la peste?

Para descifrar esa incógnita, el paleontólogo keniano-estadounidense Chapurukha Kusimba, de la Universidad de South Florida, hace excavaciones con ayuda de National Geographic para responder a una pregunta: "¿Qué ocurrió realmente?".

"Una de las cosas que queremos averiguar es si la población de Gede fue víctima de la peste negra", la epidemia que causó estragos en el mundo en la Edad Media, explica a Efe por teléfono el profesor Kusimba, quien ha descubierto en los pozos "literalmente miles de ratas negras", roedores a los que se culpó de la enfermedad.

De lo que nadie parece dudar es que la ciudad fue un relevante centro de intercambio comercial en el océano Índico.

No en vano, apunta Mukoka, los arqueólogos han desenterrado monedas de China, cuentas de Venecia (Italia), lámparas de hierro de India e incluso "unas tijeras españolas de hierro del siglo XVI" .

"Esto -agrega- es una prueba de que (Gede) comerciaba con pueblos de distintos países. Los objetos hallados indican que la ciudad alcanzó su cenit entre los siglos XV y XVI", preámbulo de la decadencia que acabó sentenciando a muerte a la urbe.

Nestlé Chile renueva su compromiso con las tradicionales Semanas Musicales de Frutillar

Luego de que el año pasado, debido a las restricciones sanitarias, la tradicional Gala Nestlé se realizará por primera vez de forma virtual, este año el encuentro regresa a la presencialidad y con música en vivo. La cita es el 30 de enero y contará con la presentación de la Orquesta de Cámara de Valdivia, a cargo del director Rodolfo Fischer y la solista Yaritza Véliz, quienes interpretarán la Sinfonía nº 4 de Gustav Mahler.
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La alianza que desde 1985 ha mantenido Nestlé Chile con la Corporación Cultural Semanas Musicales de Frutillar, ha permitido fortalecer la cultura mediante la entrega de música clásica, siendo un real aporte para la calidad de vida y bienestar de los habitantes de la zona, además de convertirse en uno de los eventos más importantes del sur del país.

La compañía reafirmó su compromiso con la comunidad apoyando como todos los años, la realización de la versión n° 54 de las Semanas Musicales de Frutillar, que vuelve con sus conciertos presenciales al Teatro del Lago, luego de que en 2021 cerrara sus puertas a consecuencia de las restricciones por la pandemia. Esta situación llevó a que los conciertos se realizaran, por primera vez en su historia, de forma virtual.

La industria de la cultura y el espectáculo ha sido una de las más golpeadas por la situación sanitaria que se ha prolongado por más de dos años, por lo que la reapertura de este espacio artístico y cultural, reconocido tanto a nivel nacional como internacional, demuestra que gracias al esfuerzo y al trabajo conjunto es posible volver a conectar al público con el arte y sus diferentes manifestaciones.

Andrés Eyzaguirre, director de Asuntos Corporativos de Nestlé Chile, destacó el trabajo que ha venido realizando la Corporación Cultural Semanas Musicales de Frutillar, enfatizando en el compromiso de la compañía por apoyar iniciativas que buscan impulsar el desarrollo integral de una zona en la que está presente hace más de seis décadas. "Estamos muy orgullosos de seguir apoyando este evento en Frutillar, una ciudad muy cercana, tanto por la historia que nos une como por su cercanía geográfica a Llanquihue, una comuna muy querida por nosotros donde está ubicada una de nuestras fábricas del sur. Iniciativas como ésta nos permiten mantener vivo nuestro vínculo con las comunidades de las que somos parte y con nuestros socios, los productores lecheros"

Con más de tres décadas apoyando a las Semanas Musicales de Frutillar, trabajando en conjunto en el fomento de la música, Nestlé también está comprometida con potenciar la zona como un foco cultural importante.

Entre las principales iniciativas en las que ha participado, destaca la realización de los conciertos de extensión en el gimnasio Nestlé de Llanquihue, así como el aporte a la construcción del Teatro del Lago, entre otras. De esta forma, entre el 27 y el 31 de enero, Frutillar volverá a ser el epicentro de la música clásica durante el verano, con la presencia de destacados músicos provenientes de distintas partes del mundo. El 30 de enero será el turno de la Gala Nestlé, que contará con la presentación de la Orquesta de Cámara de Valdivia, a cargo del director Rodolfo Fischer y la solista Yaritza Véliz, quienes interpretarán la Sinfonía nº 4 de Gustav Mahler.