La hora de los valientes
Al comenzar la semana que estamos terminando, comenté en mi programa de radio el encuentro que tuve con una amiga que parecía aterrorizada por el hecho de que su hijo, militante de un partido del Frente Amplio, fuera a ser perseguido por un futuro gobierno de José Antonio Kast. Lo que no alcancé a comentar es que, pocas horas más tarde, otra amiga me expresó que estaba convencida de que el país caminaba a ser otra Venezuela. Era el miedo apropiándose de las conciencias y seguramente el próximo domingo también de la decisión electoral de dos personas cultas, instruidas y que deberían estar bien informadas, como es el caso de éstas dos amigas.
Ya compartí con ustedes, hace unos días, mi propio temor y mi rechazo a la idea que la contienda electoral se resolviera por el voto "anti" uno u otro candidato, azuzado por el miedo, en lugar de una votación que conscientemente favoreciera la opción que representa uno de ellos. Luego de mis propias experiencias, debo decir hoy día que creo que esa última posibilidad comienza a desvanecerse y que el miedo está tomando el control.
Albert Camus nos recordó en Moral y Política que "…hay siempre una hora del día o de la noche en que el más valiente de los hombres se siente cobarde…". Y es verdad, el miedo nos ha acompañado a todos desde pequeños. Lo experimentamos ante una amenaza cierta o ante lo desconocido. Nos protege, pues nos advierte y nos mueve a protegernos. Pero también puede llevarnos a la parálisis, a actuar descontroladamente, a cometer errores, incluso a decir sandeces. Debemos, por ello, saber controlarlo. Utilizarlo en nuestro favor e impedir que nos anule como seres humanos o, en el caso que ahora me preocupa, como ciudadanos conscientes.
Si todos fuéramos valientes, el heroísmo sería un acto banal. Lo que nos hace valientes no es la ausencia del temor, sino la capacidad de superarlo. Y para superar el miedo es necesario conocerlo bien, identificar su origen, la magnitud real del daño posible y la posibilidad, también real, de eludir ese daño.
Sólo así se puede controlar -quizás nunca eliminar- el miedo. Impedir que anule nuestra capacidad de actuar de acuerdo con nuestra conciencia y que podamos hacer lo que debemos hacer. Eso es en realidad el valor. Actuar de esa manera y aún sin dejar de sentir miedo, nos convierte en valientes.
Y eso es lo que le pido a los puertomontinos hoy: que seamos valientes. Que controlemos el miedo propio de una campaña en la que desde ambos extremos tratarán de atemorizarnos, convirtiendo a su oponente en el cuco que nos asustaba de niños. Les pido para ello que tratemos de ser objetivos ante dos candidatos que, como Groucho Marx que se mostraba dispuesto a cambiar sus principios si se lo pedían.
Ellos han cambiado sus programas tratando de conquistar nuestro voto. Porque convengamos que ambos candidatos han moderado casi en extremo sus posturas iniciales. Y he usado el plural porque somos nosotros, la inmensa mayoría de quienes no nos situamos en los extremos, quienes habremos de decidir la próxima elección. Les pido que primero consideremos objetivamente los elementos con que se pretende amenazarnos y yo me adelanto a decir que no creo que Boric sea comunista, aunque tampoco creo que súbitamente se haya convertido en un socialdemócrata, así como tampoco creo que Kast sea Pinochet redivivo. Analicemos luego los cambios en sus programas, en sus lenguajes e incluso en sus apariencias personales, para ver hasta donde tales cambios son creíbles. Y luego votemos. No en contra de aquel al que hayan logrado convertir en el monstruo que nos atemoriza, sino por aquel cuyos planteamientos nos convoquen y en cuya sinceridad creamos.
Se que no será tarea fácil, considerando lo ya mencionados virajes que ellos han evidenciados, y cuesta identificar al más genuino en sus convicciones.
Por todo los anterior, seamos conscientes de nuestra responsabilidad. Ahora es nuestro turno. Ha llegado la hora de los valientes.
"Han cambiado sus programas tratando de conquistar nuestro voto. Porque convengamos que ambos candidatos han moderado casi en extremo sus posturas iniciales"