Educación superior y Puerto Montt
En el encuentro con los constituyentes, saltó nuevamente al tapete las condiciones que ofrece la ciudad para la vida universitaria. Transporte, seguridad y conectividad digital asoman como requerimientos prioritarios para los estudiantes de educación superior.
En el marco del lineamiento que se trazaron los integrantes de la Convención Constitucional por acercarse a los distintos territorios para conocer de mejor forma las demandas de la ciudadanía, esta semana se realizó en Puerto Montt el Primer Encuentro Académico Constitucional, instancia en la que dos de los convencionales de la región, Gaspar Domínguez y Adriana Ampuero, se reunieron con directivos de los planteles de educación superior de la capital regional. En la cita, se abordaron materias relativas a la educación superior de la zona, como la pertinencia de las carreras, la conexión con el mundo laboral, el financiamiento que reciben las universidades del Estado, el apoyo de las instituciones al desarrollo regional y, por supuesto, la definición que se le dará a la educación en la Carta Magna, que con toda probabilidad quedará consagrado como un derecho.
Entre todos esos tópicos surgió uno que atraviesa a la calidad de vida que ofrece Puerto Montt y que le compete en primera línea al municipio, como una instancia que debiese conocer mejor que cualquier otra las necesidades y aspiraciones de la población local. Uno de los directivos universitarios en la reunión fue tajante en cuestionar precisamente las condiciones de habitabilidad que hay en la ciudad para los jóvenes que cursan la educación superior, como un transporte público deficiente, bajos niveles de seguridad ciudadana y mala conectividad de internet, todos aspectos cruciales para una población de estudiantes que ya llega a los 25 mil en Puerto Montt.
Si para los jóvenes que viven en la capital regional estos son ejes sensibles en su día a día, para quienes vienen desde otros lugares de Los Lagos o incluso del resto del país, estas variables pueden llegar a ser absolutamente decidoras respecto de la etiqueta de amabilidad u hostilidad que obtenga la ciudad. Es una materia pendiente en la que, por supuesto, el municipio es el primer llamado a gestionar la brecha, pero en la que también deben contribuir las propias instituciones de educación superior, que con tibios intentos de orgánicas que no han prosperado, tienen mucho por aportar en la discusión pública y la definición de "ciudad universitaria" que al menos por cantidad, ya se merece Puerto Montt.