Carreras clandestinas
El fenómeno se trasladó ahora desde Pelluco a la ruta a Pargua, lo que debe motivar la respuesta policial. La ausencia de un autódromo en Puerto Montt en absoluto debe enarbolarse como justificativo para los peligrosos piques de cuarto de milla.
Aunque el toque de queda que rigió en el país mientras se prolongó el Estado de Emergencia vino a posponer en cierta parte la sensación de inseguridad que se ha apoderado de las personas durante la noche, bastó que se liberaran las restricciones de circulación en esa franja horaria para que se reavivaran las demandas por una mayor presencia policial en determinados barrios, en los que ya parece campear la ley del más fuerte. En Puerto Montt, para mejor precisión, es lo que ha pasado con las denuncias sobre fuegos artificiales, ligados a la presencia del narcotráfico y curiosamente calificados sólo como "incivilidades" por una autoridad regional en su momento, y a las tan en boga carreras clandestinas, que se han convertido en el epítome del frenesí nocturno post toque de queda.
En un comienzo, este fenómeno fue reportado con fuerza desde hace algunos meses en Pelluco, donde al imprudente uso de la vía pública por automóviles circulando a exceso de velocidad para competir por la fútil corona del más rápido, se agregó el de ruidosas fiestas en plena calle, para desazón de los residentes. Como el reclamo público de los vecinos del sector motivó la presencia de mayor dotación de Carabineros para evitar las carreras clandestinas, éstas finalmente se trasladaron a la Ruta 5 Sur, en el tramo que va hacia Pargua, donde los vecinos de Puerta Sur están levantando la voz por los ruidos molestos y la natural inseguridad vial, acrecentada ahora en que ya no existe la prohibición derivada del toque de queda.
No hay que extraviarse frente a esta situación. Correr en vehículo a alta velocidad no está permitido y, además, pone en riesgo tanto la integridad de quienes van a bordo como de los otros usuarios de una carretera por la que circulan vehículos menores, buses y camiones. No sirve sostener que esto se explica por la falta de un autódromo, como lo señaló un corredor local de rally, casi justificando el incumplimiento de normas que son muy claras.
Las carreras de cuarto de milla en la vía pública son clandestinas, hay que ser así de tajante, y corresponde que tanto la policía como el municipio y el Gobierno lleven tranquilidad a residentes que en la noche quieren descansar.