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están un poquito fuera de la historia y, además, existía una derecha que se oponía a todos los cambios. Entonces, yo digo que si hoy aparece un montón de causas, como los humedales, equidad de género, derechos LGTB y el agua, legítimos todos, están porque fuimos capaces de hacer las otras cosas. El déficit de vivienda, por ejemplo, era brutal hace 30 años. Sólo en Valparaíso el 58% de la población no tenía agua potable ni alcantarillado. Así era la pobreza y por eso el pacto social. Pero hoy los desafíos son otros: el cambio climático, el agua, la brecha digital, que es una desigualdad muy grande, entre otros.
-¿Qué análisis realiza del escenario actual de la centro e izquierda del país?
-Me considero de centroizquierda a mucha honra y orgullo. Y quiero decir que aquí, en el último tiempo, hemos caído en una trampa de consignas maximalistas y una parte de la izquierda más radical nos quiere dar recetas de experiencias fracasadas en otras partes del mundo. Hoy, y a lo mejor con razón, hay quienes hablan desde la rabia y otros desde el miedo. La derecha habla desde el miedo y una parte de la izquierda habla desde la rabia. Ambos pueden tener razones para ello, pero en qué minuto aparecerá alguien que hable desde la esperanza, del futuro. Porque la principal responsabilidad de los dirigentes siempre ha sido unir a los pueblos y no desunirnos. Y yo siento que esta crisis económica, social, cultural, política y sanitaria nos pilla con liderazgos de poco tonelaje en Chile, que más bien tienen un discurso de supremacismo moral, descalificador, agresivo, y los otros atrincherados tratando de defender algo en un Chile que no es el que ellos quieren. Entonces, la pregunta es cómo asumir que se tienen que realizar cambios profundos en democracia con respeto y creciendo el país.
-¿Considera que en este escenario la centroizquierda es la que otorga más garantías de gobernalidad al país?
-Nuevamente se abre un tremendo espacio para que el socialcristianismo y el socialismo democrático, efectivamente, puedan gobernar este país. Y la centroizquierda tiene dos cartas importantes: Yasna Provoste (DC) y Paula Narváez (PS).
-¿Cómo observa esta contienda electoral?
-Se me ocurre que quien está mejor aspectada es Yasna Provoste. A Paula Narváez le ha costado despegar. El PS tiene un 10%, entonces, ¿por qué tiene apenas un 2%? Yo creo que tiene que ver con que para ella hacer política es algo más complicado: no es alcaldesa, ni es parlamentaria, a diferencia de Provoste, que es la presidenta del Senado. Es más difícil. Además, surge desde una designación. No es una aparición espontánea. Y un tercer factor en estos tiempos complejos es que genera poca emocionalidad . Ella es inteligente y capaz, pero le falta dar un relato y encausar algo. Provoste, en cambio, emerge con mayor fuerza por su liderazgo natural para liderar transformaciones que unan al país.
-¿Confía en que este sector político pueda concretar un proyecto de gobierno?
-Se puede armar un proyecto colectivo desde la centroizquierda, con el socialcristianismo y el socialismo democrático, porque hemos sido capaces de demostrar que podemos dar gobernabilidad. Y es que al final del día los chilenos queremos que el país avance y que crezca. Ahora, sin duda que se generó, durante los últimos 10 años, un malestar que se grafica, por ejemplo, con que se coludiera el papel confort. ¡Qué cosa más emblemática! Y para qué vamos hablar de otras cosas. Pero este país durante 30 años creció mucho. Yo volví a una ciudad a la que le decían "muerto montt, capital de la pésima región", pero hoy día está lleno de emprendedores, de luchadoras, pymes, en fin. Yo creo que el sur de Chile es una tierra de oportunidades y ello lo dio este sistema político, esta coalición durante los últimos veintitantos años.
-Pero se les acusa de perpetuar el sistema creado en dictadura...
-No podemos aceptar que hoy día vengan personas a acusarnos de neoliberales, de que prácticamente hubiésemos vendido el país. Porque una cosa muy propia de sectores radicales es la descalificación, la funa, la agresividad…
-¿Cómo describe el escenario que se aproxima para el sector político?
-He firmado hartas cartas. Converso con jóvenes, debemos estar muy atentos a lo que está ocurriendo, ya que estamos en un cambio de ciclo político y Chile requiere hacer cambios muy profundos; pero no se pueden efectuar con violencia, sino que respetando las reglas democráticas. Tenemos que respetar al adversario. No lo podemos descalificar ni debemos dividir el mundo entre buenos y malos. Vivimos 19 millones de chilenos y por eso tenemos que armar un proyecto colectivo como país. Sostengo que la democracia es el gobierno de las mayorías, pero respetando a las minorías, porque la mayoría puede ser circunstancia y por eso se concurre cada cierto tiempo a votar. Y lo que digo es que la centroizquierda tiene que plantearse con orgullo lo que ha realizado y lo que viene por delante para que asumamos que surgió un nuevo Chile, de emprendedores, de clase media, de gente creativa. Yo he firmado declaraciones que tienen que ver con valorar nuestra democracia, querer a nuestro país, porque a veces lo queremos poco.
Este centralismo tan brutal también lo refleja. Vemos violencia permanente en La Araucanía, en la Región del Biobío y ya ni siquiera es noticia, pero en Santiago llueven dos milímetros y ya está en todos los matinales. Este aspecto ha ahogado mucho y se tiene que ver cómo profundizar más la democracia, y si yo he estado firmando declaraciones es porque los países también se pueden ir al carajo. Porque se ha demostrado cómo algunas recetas que nos quieren dar han fracasado en otros lados. Es una anomalía histórica que si el comunismo fracasó en todo el mundo, en Chile tenga aceptación. Por eso Daniel Jadue no es mi opción.
Convención
-El gobierno que asuma coincidirá con el trabajo de la Convención Constitucional, ¿este órgano podría otorgar la estabilidad que a usted le preocupa?
-Encuentro maravillosa la Convención Constituyente, ya que está reflejado todo Chile por primera vez en la historia republicana, puesto que hombres y mujeres de todas las partes redactarán una nueva Carta Magna, lo que es una tremenda oportunidad. Pero al mismo tiempo, espero que los líderes políticos estén a la altura de las circunstancias y lo que es violencia, es violencia y se condene, lo mismo que el populismo, la demagogia y la mentira. No hay que reescribir la historia. Y yo me siento orgulloso de la que hemos construido, en la lucha contra Pinochet, la recuperación de la democracia y el combate a la pobreza.
-¿Qué piensa del estallido social?
-Fue una sorpresa para todo el mundo. No se constató que en Chile hay mucha desigualdad, pero el nivel de violencia fue sorpresivo. Los chilenos no sabemos celebrar ni protestar bien. Cuando Chile clasificó en 1981 al Mundial e España (1982) no sé cuántos muertos hubo, y cuando Colo Colo ganó la Copa Libertadores (1991) también hubo destrucción. Para el estallido social, con todas las demandas legítimas, hubo marchas grandes, maravillosas; pero esa violencia… en pocas partes del mundo la hay, con destrucción del transporte público; pero además siguió creciendo por el silencio de los dirigentes políticos. A qué hubo temor, a que los funen, ser impopulares, es decir, le haces caso a la gente que está en la calle y no en la vereda, que es la que se rompe el lomo todos los días. Bienvenidas las marchas, pero no quiero más violencia en Chile.
-¿Le parece que exista una opción de indulto para los detenidos en el marco del estallido social?
-En primer lugar, no creo que exista un preso político en Chile. Los hay en las dictaduras, pero aquí ninguno. Lo que sí yo creo es que las prisiones preventivas no deben prolongarse indefinidamente. Reitero, en Chile no hay ningún preso político. Los detenidos lo están por causas que lleva la Fiscalía, por antecedentes que manejan y uno esperaría que demorasen menos. Hay respeto a todos los poderes del Estado y libertad de opinión. Lo que más existe es libertad de expresión.
-A su juicio, ¿por qué se llegó a este estallido?
-Hay una sumatoria de cosas, pero yo creo que los chilenos estamos viviendo una sociedad del malestar generalizado cuando sientes que todos los días te están haciendo alguna trampa. Yo creo que hay hechos que son emblemáticos, como que no puedes mandar a personas a clases de ética y a una universidad privada más encima cuando se han cometido delitos graves. O sientes que puede existir justicia para unos y no para otros. Están las colusiones, y reitero que es emblemático que ello hubiese sucedido con el papel confort. Entonces se estaba incubando algo y si bien durante los últimos 20 años Chile fue creciendo, se fue reencontrando, en los últimos 10 años, como diría Néstor Gorosito (ex jugador de la Universidad Católica), hubo un cierto achanchamiento de la clase política. Pero mira, en el gobierno de Michelle Bachelet 2 (2014-2018), ella, previa el malestar, quiso cambiar la Constitución. La mandataria preveía que debía realizarse una reforma tributaria y allí nos encontramos con una derecha que se opuso a todo, la misma que dice hoy día que quiere que vuelva la izquierda democrática, pero tienen una responsabilidad enorme en lo que estamos viviendo... nos hemos olvidado que en Chile habían senadores designados hace 25 años.
Hay una desconexión enorme de la elite de lo que pasa en el país. Pero de pe a pá. Todos nuestros legisladores hablan de salud pública y están todos en isapre. O legislan sobre el transporte público y no andan en metro, colectivo o micro. Legislan sobre educación pública, pero todos, desde el más izquierdista al más derechista, mandan a sus hijos a colegios particulares o subvencionados.
-¿Qué le ha parecido la administración de Gervoy Paredes en Puerto Montt?
-Lo respeto harto. Creo que es meritorio los 36 mil votos que sacó. Pero mi mirada más crítica tiene que ver con la ciudad. La ayuda social del municipio es notable. Los consultorios son de mejor nivel, lo que se hace en educación es muy bueno. Hay un motor muy grande en el área social. Pero siento que así como le dedicó tanto al área social, postergó el desarrollo de la ciudad, y yo confío que ahora, como no postulará a la reelección, pueda pensar en mejorar el centro y mejorar la iluminación y el sistema de basura, así como que exista mayor preocupación por el canal e isla Tenglo.
" No creo que exista un preso político en Chile. Los hay en las dictaduras. Lo que sí yo creo es que las prisiones preventivas no deben prolongarse".