Percepción de riesgo y drogas
Una sociedad médica ha alertado acerca de los efectos que origina en los menores el discurso sobre la legalización de las sustancias ilícitas. Es de esperar que en los debates políticos se considere también la evidencia científica a la hora de discutir la legalización.
La Asamblea General de Naciones Unidas decidió en 1987 celebrar cada 26 de junio el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y Tráfico Ilícito de Drogas. También ha alentado a las personas, a las organizaciones sin fines de lucro, al sector privado y a los Estados miembros a participar en su campaña a través de las redes sociales.
En esta oportunidad, se ha señalado que la pandemia es una oportunidad para advertir que el uso de drogas que se fuman o inhalan, incrementa el riesgo de contagio y empeora el pronóstico de pacientes con covid-19. Estas personas pasan a ser un grupo vulnerable ante la pandemia, ya que las drogas ilícitas debilitan el sistema inmune y hacen al organismo más vulnerable ante esa y otras enfermedades. Además, el aislamiento social y la ansiedad pueden aumentar el riesgo de consumo de drogas, razón por la cual la relación entre el consumo y las repercusiones en el coronavirus hacen absolutamente necesario alejarse de la ingesta.
Es preocupante el incremento del consumo de marihuana que se aprecia desde 2011 en el país, mientras que paralelamente han disminuido los índices de percepción de riesgo que tienen los niños y jóvenes acerca de los daños que provoca su uso. La Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia de Chile advirtió precisamente esta semana que la disminución de la percepción de riesgo, el alza en la potencia de la marihuana y los intentos de legalizarla, han demostrado ser alicientes para el consumo de esta droga. Es por esto que llaman a los candidatos a cargos de elección popular a considerar la evidencia científica, pues no se trata de una discusión de libertades individuales, sino de las consecuencias que podrían tener miles de ciudadanos, hoy niños, niñas y adolescentes, por una mirada elitista y poco científica del problema que se ha apreciado en el debate.
Muchas veces, un medio familiar deteriorado y disfuncional provoca que un sector de los jóvenes opte por refugiarse en la bebida y en las sustancias ilícitas, lo que conlleva a la aparición de la violencia y el riesgo de caer en alguna acción delictual con el fin de conseguir dinero y proseguir en el vicio.