"Una parte de la izquierda más radical nos quiere dar recetas de experiencias fracasadas"
El analista político puertomontino defiende el legado de los gobiernos de la Concertación y asegura que la centroizquierda es el sector que le puede dar gobernabilidad al país. Además rechaza las acusaciones en contra de una generación que luchó contra la dictadura con lo mejor "que teníamos: nuestras vidas".
"M e molesta este supremacismo moral de muchos personeros del Frente Amplio (FA) y del Partido Comunista (PC), que los tiene convencidos de que la historia comenzó hoy día, en circunstancias que nosotros estuvimos luchando contra una dictadura y con lo mejor que podíamos entregar, que era nuestra vida. Tengo amigos a los que mataron, torturaron, amigas que lo pasaron muy mal". Es el análisis político que realiza quien fuera gobernador de la provincia de Valparaíso e intendente de la Región de Valparaíso en los años 90', el puertomontino Hardy Knitte, bachiller en Historia, quien se trasladó a dicha zona para estudiar en la Universidad Católica de Valparaíso.
Knittel, quien hoy realiza consultorías y se desempeña en medios de comunicación como entrevistador y analista político, es un férreo defensor de la democracia y del legado de los gobiernos de la Concertación.
El personero, quien fue uno de los ex intendentes que hacia fines de 2019 llamó -en medio del estallido social- a cuidar la democracia y es uno de los 91 firmantes de la carta de apoyo al Acuerdo por la Paz Social y Nueva Constitución del 15 de noviembre, luego que 34 integrantes de la Convención Constitucional llamasen a desconocerlo, sostiene que todas las demandas actuales son posibles de realizar gracias a la labor de quienes estuvieron a cargo del país durante los primeros años tras el retorno a la democracia.
Ddice no ser autocomplaciente, por cuanto "se cometieron errores", pero pide no olvidar que la realidad de aquellos años era otra, con una derecha que se oponía a cualquier tipo de cambios y con senadores designados en la Cámara Alta.
-Hace mención a un escenario muy distinto al actual...
-En los 90' el desafío, una vez recuperada la democracia, estuvo en luchar contra la pobreza, ya que los niveles eran enormes. Lo segundo fue unir al país e insertarlo en el mundo, y lo tercero fue sancionar lo máximo posible a los violadores de los derechos humanos. Por lo mismo, me pregunto, y le digo a estos tipos que nos acusan que somos entregados y que somos neoliberales, en qué país, con una dictadura saliente, el jefe de la policía secreta termina sus últimos días en la cárcel, tal como ocurrió con Manuel Contreras.
-¿Cuáles son los objetivos que observa en la actualidad?
-Hoy los desafíos son otros y por eso no me compro esta famosa frase que no son 30 pesos, sino que 30 años. Es una tremenda mentira y una falta de respeto a las miles de personas, hombres y mujeres que dimos lo mejor, equivocados o no, con errores o no durante esos años, para reconciliarnos como chilenos. Es una falacia y me sorprende que muchos dirigentes de la centroizquierda pareciera que estuvieran viviendo en Marte, porque han guardado silencio. No sé si por cobardía o por tratar de sintonizar con esa frase, que si bien rima, no es histórica. No es verdadera.
-¿Cree que los dirigentes no han defendido lo realizado en los 90'?
-Me sorprende que muchos dirigentes de la centroizquierda, que formaron parte de los gobiernos (Concertación y Nueva Mayoría) guarden silencio. Me molesta. No lo digo para quedarnos pegado en el pasado, porque hoy día los desafíos son otros; pero si hay demandas nuevas es porque se construyeron, como país, muchas cosas en 30 años. Recordemos que la derecha se oponía a la ley de divorcio, a la jornada de educación sexual y a la eliminación de los senadores designados. Lo mismo que a muchos cambios. Incluso, ahora los comunistas y dirigentes que formaron parte del gobierno de la Nueva Mayoría actúan como si vinieran de otra parte, de otro planeta y dijeran que no tienen nada que ver con esto. Tenemos que hacernos cargo de lo que hicimos con una franqueza intelectual enorme. Era lo que podíamos hacer y creo que lo hicimos de muy buena manera.
El 90' se volvió a la democracia por la vía democrática y sin violencia; pero el PC nunca estuvo a favor del plebiscito de 1988, del Sí y el No. Decían que era un fraude, porque siempre