Correo
Unidad de la derecha
El domingo, Luciano Rivas, independiente en el pacto Chile Vamos, celebró ser el primer gobernador electo de La Araucanía, señalando que esa región no tolera más divisiones políticas pequeñas, que su triunfo fue producto de la unidad, y construir una mirada de futuro e igualdad de oportunidades para todos.
Lo impresionante, el único triunfo del pacto fue en la región que hace más de una década sufre la destrucción que provoca la violencia política sistemática. En nuestra región, por el contrario, las divisiones políticas pequeñas de partidos, parlamentarios y dirigentes, que hace un mes ayudaron a perder las alcaldías de Puerto Montt, Osorno, Puerto Varas, Calbuco, Ancud y Futaleufú (por mencionar algunas), contribuyeron a la derrota de Ricardo Kuschel, el único candidato a gobernador hijo de Los Lagos.
Vienen nuevos desafíos, especialmente la elección presidencial, y cualquiera sea el candidato del sector que pase a segunda vuelta, seremos derrotados si no somos capaces de enfrentar la elección en unidad. La duda es, ¿nuestros parlamentarios y dirigentes serán capaces de superar sus intereses y mirar el bien común de Chile?
Marcos Velásquez
Abstención electoral
Exaltar triunfos pírricos significa continuar los engaños históricos, las mentiras fraudulentas y el abuso de poder. Ganar con un 12% del padrón electoral significa que el recuento real del triunfo electoral llega a un 6% del total de votos del Registro Electoral, por lo que en los hechos su validez es mínima, sólo elevada a la exaltación por una pasión ciega.
Vistos los hechos desde una autocrítica coherente, habría que preguntarse: ¿Cuánto tiempo durará el triunfalismo concertacionista desde un eje comandado por vacas sagradas empoderadas de corrupción y que ha desprestigiado la política, el sistema y el país?
Se suma el desprestigio gratuito desde la derecha a una fuerza transformadora en crecimiento permanente de una nueva generación que, sin otro norte más que crear un Estado basado en principios de equidad y justicia, viene arrasando y emergiendo con sus jóvenes figuras sin contrapeso más que la fuerza de un cambio de paradigmas que desplaza los vicios de sistemas que sobreviven gracias a la corrupción y el abuso de poder, y que se agotaron por mano propia. Prepararse para un nuevo sistema político a futuro significa eliminar los defectos camuflados y reemplazarlos por virtudes de nueva gente de espíritus transparentes y mentes sanas, y considerando que son los primeros y más básicos cambios que se vienen. La futura realidad será totalmente distinta.
Francisco Cofré Silva
Pliego de la Lista del Pueblo
"Exigimos al Poder Ejecutivo y al Legislativo emparejar la cancha", dice la declaración pública de la Lista del Pueblo, para luego seguir con "no seremos un partido político para disputar cargos de representación pública". O sea, quieren tener el derecho de competir en las elecciones como un partido político, legislar en la Convención como uno, pero sin someterse a los deberes a los que están sujetos.
La Ley Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos existe con el fin de fortalecer el carácter público y transparentar la información de estas entidades. Si bien hay críticas a su funcionamiento, estos están bastante regulados para el resguardo de la democracia. Lo contraproducente es que algunos constituyentes de esta lista postulan un régimen parlamentario para la nueva Constitución, pero este modelo se basa en la confianza y representatividad que logran los partidos políticos como un canal que refleja la voluntad de los electores.
Esta declaración no refleja más que un alto nivel de improvisación, queriendo establecer reglas para una futura participación electoral y desviar la mirada de la convención. En fin, exigir beneficios sin los deberes.
Mateo Aldunate
Pueblos indígenas
Al llegar los españoles, habitaban en Chile los siguientes pueblos indígenas: aymaras, changos, atacameños, diaguitas, quechuas, collas, chiquiyanes, picunches, mapuches, pehuenches, puelches, huilliches, caucahués, poyas, cuncos, chonos, kawésqar (alacalufes), yaganes (yámanas), aónikenk (tehuelches) y selknam (onas). Varios han logrado existir hasta este siglo, pero otros se han extinguido o han sufrido disminuciones irreversibles, pues se vieron obligados a dejar sus territorios, costumbres y cultura.
Miles de nativos murieron por las enfermedades contagiosas traídas por los europeos. El hombre blanco le transmitió el tifus, la viruela y el alcoholismo; le provocó guerras y genocidios. Los indígenas sufrieron el racismo de los conquistadores, colonizadores y huincas nacionales. A esto se agregó la discriminación, el clasismo y genocidio cultural contra los pueblos originarios. En este "we tripantu" (año nuevo), al recordar a nuestros ancestros, esperamos que la nueva Constitución establezca el libre acceso a las riberas y playas en Chile.
Derico Cofré Catril