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Día de la Familia
Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que la cotidianeidad no se puede dar por sentada. Aspectos tan comunes como el transportarse al trabajo, el saludar a alguien con la mano o reírse en un grupo durante el almuerzo, hoy son situaciones no sólo complejas, sino riesgosas. Es ahí cuando hacemos eco de la conocida frase: nadie valora algo hasta que lo pierde.
Ahora, ¿qué ocurre con aquello que se vuelve más presente y tangible? ¿Somos capaces de valorarlo o se transforma en una nueva cotidianeidad invisible o agobiante? La familia se ha vuelto, en tiempos de pandemia, omnipresente. A veces esa sobreexposición puede generar roces entre quienes estuviéramos acostumbrados a consumir familia en pequeñas dosis. No sólo es un tiempo de cambios, que por sí estresan, es un tiempo de preocupaciones e incertidumbre que se traspasan a nuestros vínculos e interacciones, especialmente con quienes nos acompañan todo el día, todos los días.
Como Fundación San Carlos de Maipo creemos que formarse en habilidades parentales de apoyo a la crianza es más urgente que nunca, no sólo por el beneficio en prevención de problemáticas del desarrollo como el consumo de drogas o la delincuencia que estas prácticas implican, también por su impacto directo en la manera en que nos relacionamos unos con otros. En los programas de parentalidad de la fundación hemos aprendido que no se puede tener un niño, niña o adolescente en paz si nosotros no estamos en paz, y por ello el rumbo de nuestras relaciones familiares estará matizado fuertemente por nuestro propio vaivén.
En este 15 de mayo, Día Internacional de la Familia, el llamado de la Fundación San Carlos de Maipo es a mantener un vínculo sano dentro de esta unidad fundamental de nuestra sociedad, y esto no se logra si no es a través de adultos que asumen su rol y lo transmiten, en paz y con las mejores herramientas que podamos buscar y encontrar.
Raúl Perry Mitchell, jefe de Programas de la Fundación San José de Maipo
Humedales desprotegidos
En abril de 2021, se publicó en el Diario Oficial el primer listado de solicitudes de reconocimiento de humedales urbanos al alero de la Ley 21.202. En dicho documento notamos que muchos de ellos no fueron incluidos, siendo importante leer estos datos a la luz de un proceso constituyente, al que se han adherido muchas organizaciones que tienen por objeto cuidar su identidad territorial enmarcándose en esta temática, pero que dentro del gran tema de propiedad del agua queda invisibilizada dado que, supuestamente, ya cuentan con una ley de protección.
Estas organizaciones han notado lo difícil de lograr un reconocimiento, pues las municipalidades no han respondido las solicitudes locales de inscribir estos cuerpos ante la Seremi de Medio Ambiente para iniciar el proceso que llevará a la protección. ¿Por qué no lo hacen?, por los impedimentos que ello supondría en los proyectos constructivos que desean para esos terrenos, o como indica el artículo 3° de la ley, debido a que la conectividad biológica en los humedales urbanos llevaría a una protección en cadena.
Los datos anteriores deben leerse en medio de un proceso de ebullición social, donde la protección de los cuerpos de agua es parte de una de las solicitudes basales del nuevo tramado social activo, que entiende de manera clara que el agua se está acabando.Esta ley no cumple con el principio de cooperación, que es un principio del Derecho Ambiental, sino que la traba con el paso burocrático de que el organismo que debe solicitar la inscripción de los humedales urbanos es la municipalidad.
Por tanto, si un alcalde no quiere solicitarlo, la ciudadanía no tiene forma de iniciar el proceso. La única vía alternativa se encuentra en un reconocimiento de oficio por el ministerio, que tampoco puede ser forzada. Si no se reforma esta ley, o si los municipios no ceden ante la presión, la institucionalidad se verá superada.
René Herrera, académico de la Universidad de Las Américas
Votar y botar
Es importante diferenciar el votar del botar el voto en la urna. Votar es hacerlo por convicción, absolutamente informado de la preparación y de las capacidades profesionales del candidato a quien le dará su voto.
Botar es votar sin convicción personal, sin haber estudiado en profundidad a su candidato, es decir, lo vota por inercia política partidista, da lo mismo quién sea, lo que importa es que sea del partido, el mismo por quién vota el compadre, etc. ¡A no confundir el votar con botar el voto en la urna!
Luis Enrique Soler
Vocación de servicio
Tras votar por los concejales, tengo mis dudas sobre el proceso de selección de los candidatos. Los que pierdan, ¿mantendrán la vocación de servicio?
Jorge López