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Un futuro azul

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Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la población mundial aumentará en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, alcanzando los 9.700 millones en 2050. Frente a ese escenario, el organismo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) espera que la necesidad de proteínas crezca en 40 % a nivel global.

La mayor demanda de alimentos junto con la tendencia creciente de la población a cuidar su salud -a través de una mejor alimentación- y la mayor conciencia por conservar el medio ambiente, otorgan especial relevancia a la producción de alimentos de manera sustentable.

Recientemente se publicó el reporte "Transformaciones para una economía oceánica sostenible: una visión para la protección, la producción y la prosperidad", elaborado por 14 países miembros del Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible que representan el 40% de las costas del mundo - entre ellos Australia, Canadá, Japón, Noruega, Indonesia y del cual Chile también es parte: el Ocean Panel.

El grupo de países plantea que el océano entrega muchas de las soluciones urgentes que la humanidad y el planeta necesitan y adquirió el compromiso de gestionar de forma sostenible las áreas oceánicas. Señala que el océano puede proveer sustentablemente una mayor producción de pescados y mariscos, que permitirán proporcionar abundantes proteínas amigables con el medio ambiente para una población creciente. Indica también que el océano puede ser fuente de energía más limpia y de recursos que permitan promover la salud y combatir enfermedades genéticas. De este modo, el Ocean Panel destaca que a través de una gestión oceánica sostenible podemos producir hasta 6 veces más alimentos y generar 40 veces más energía renovable de la capacidad actual, contribuyendo a sacar a millones de personas de la pobreza, aumentando la resiliencia económica y ambiental, construyendo las industrias del futuro y proporcionando combustible y alimento con baja huella de carbono.

Este reporte -fruto del trabajo de más de 250 expertos- plantea que es posible lograr una mayor producción en los océanos con una mejor gestión de los recursos naturales y el medio ambiente y aclara que no existe una disyuntiva entre el desarrollo económico, la mayor producción, crecimiento y progreso, versus el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales frente al cambio climático. Es decir: se puede producir más y mejor en los océanos de manera responsable, promoviendo su conservación.

La Salmonicultura permite conciliar todos esos objetivos, al proveer de un alimento sano y de cultivo para satisfacer esa mayor demanda, sin agotar los recursos naturales y generando un menor impacto en el medio ambiente en comparación con otras proteínas animales.

La Salmonicultura ha sido fundamental en el desarrollo de la macrozona sur y tiene potencial para seguir aportando como motor de crecimiento, de empleos, de emprendimientos asociados a toda la cadena de valor de proveedores y de innovación y desarrollo de talento local. Por cierto, hay temas pendientes que abordar para que este desarrollo sea competitivo y sostenible conciliando de manera respetuosa la actividad con el entorno social y el medio ambiente.

Tenemos una oportunidad como país, que no podemos dejar pasar, especialmente en el actual contexto de reactivación económica post pandemia. Chile tiene condiciones especiales que nos dan ventajas comparativas para producir salmón en sus mares, lo que otorga un importante potencial a la macrozona sur y el país en su conjunto para contribuir a la solución del desafío alimenticio del planeta de manera cada vez más sustentable y con estándares de clase mundial.

Centros de cultivo de las empresas del Consejo del Salmón que cuentan con certificación internacional ASC se duplican

Certificación permite que los consumidores puedan estar seguros de que están comprando peces criados de forma social y medioambientalmente responsable.
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La tendencia a certificar productos y procesos productivos ha ido adquiriendo mayor relevancia en los últimos años. En parte debido a que muchas certificaciones son consideradas por algunos consumidores como un "sello" que acredita buenas prácticas en la producción, y que en varios mercados de destino de algunas exportaciones -como es el caso de Estados Unidos, Japón y Europa- las exigencias de prácticas responsables en los ámbitos económico, ambiental, laboral y social, han ido en aumento.

La industria del salmón y , en particular, Chile también se han embarcado en este mundo.

De hecho, de acuerdo a datos del Consejo del Salmón en base a cifras de sus empresas socias -AquaChile, Cermaq, Mowi y Salmones Aysén- la adhesión de sus centros de cultivo a una de las certificaciones internacionales de mayor prestigio para la industria acuícola, la Aquaculture Stewardship Council (ASC), se ha duplicado en los últimos dos años.

ASC es una organización independiente, internacional, sin fines de lucro que administra un programa de certificación y etiquetado para la acuicultura responsable. Esta organización nació en 2010 y fue cofundada por la Sustainable Trade Initiative (IDH) y la ONG WWF.

En concreto, los estándares ASC buscan aumentar la disponibilidad de productos del mar cultivados de manera responsable. ASC aplica un sistema de certificación de terceros en el que empresas de certificación independientes, y correspondientemente acreditadas, son las que evalúan si los centros de cultivo cumplen con los estándares impuestos.

De acuerdo con datos del Consejo del Salmón, al tercer trimestre del año pasado había 162 centros de cultivo en operación en las Regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes. De estos, 77 contaron con certificación ASC, mientras que en 2018 esta cifra ascendía a 37.

"Las empresas han aumentado considerablemente las certificaciones de sus operaciones en poco tiempo, lo que muestra el compromiso de la salmonicultura chilena con la sostenibilidad, y el estándar ASC ofrece un marco para poder lograr dicho compromiso pues establece metas concretas y certificadas por un tercero", señala la directora ejecutiva del Consejo del Salmón, Joanna Davidovich.

La ejecutiva agrega que en 2020, prácticamente un 50% de los centros en operación contó con la certificación ASC.

Dicha certificación, promueve una interacción responsable y pertinente entre comunidades y empresas que optan por este sello. "De esta manera, la certificación ASC permite que los consumidores puedan estar seguros de que están comprando peces criados de forma social y medioambientalmente responsable", agrega Joanna Davidovich.

La certificación ASC de centros de cultivo de salmón en el mundo también ha aumentado de manera significativa: mientras en 2018 hubo 299 centros de cultivo que obtuvieron ASC, en 2020 la cifra subió a 567.

Joanna Davidovich señala que un reciente informe sobre el potencial sustentable y productivo de los océanos, elaborado por el Ocean Panel (ver columna), recomendó promover la certificación de los centros de cultivos ya sea con el sello ASC o sellos similares para así garantizarles a los usuarios finales que el producto fue cultivado y procesado de manera sustentable.

Los ocho principios que audita la certificación ASC:

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1. Cumplimiento con la normativa nacional aplicable al sector salmonicultor chileno.

2. Conservación del hábitat natural, la biodiversidad local y el ecosistema.

3. Protección de la salud y la integridad de las especies silvestres.

4. Uso de los recursos de manera ambientalmente responsable y eficiente.

5. Manejo sanitario de manera ambientalmente responsable.

6. Instalación y operación de los centros de cultivo de manera socialmente responsable.

7. Implementación de buenas prácticas de relacionamiento comunitario.

8. Estándar para los proveedores de smolts.