Eficiencia del gasto fiscal
Por razones atribuibles a la maquinaria estatal, no se gastarán este año $1.000 millones destinados a empleos de emergencia en Los Lagos. Es un bochorno el episodio vivido en la región: miles de familias sin poder postular a empleos de emergencia porque el Estado no fue diligente.
Cuando los países enfrentan calamidades de marca mayor, como es lo que ha ocurrido este año en cualquier punto del orbe por culpa de la pandemia, el Estado suele realizar millonarias inversiones, a cargo del Fisco, para que la sociedad logre zafar de la mejor forma posible de los impactos negativos de la interrupción de la normalidad. En el caso de Chile, desde enero de este año a la fecha ha habido un cuantioso gasto fiscal para mejorar las condiciones de la red asistencial, a fin de poder absorber el aumento de la demanda que suponía la llegada del covid-19, y al mismo tiempo auxiliar a la población afectada por el brusco frenazo de la actividad económica, que con aciertos y desaciertos ha significado, en lo grueso, asistencia social, créditos y subsidios estatales, e inyección de recursos para generar cupos de empleo.
En esta última parte, la creación de puestos de trabajo, lamentablemente la Región de Los Lagos no ha salido bien parada, pues ocho municipios tendrán que devolverle al Gobierno Regional la cifra de $1.000 millones que no fueron destinados a los planes de empleos de emergencia, proyecto aprobado por el Consejo Regional (Core) y que pretendía llevar algún tipo de sustento económico a las familias afectadas por la cesantía derivada del coronavirus. Los municipios con mayor cantidad de platas no gastadas fueron Osorno, con $460 millones; y Puerto Montt, con $328 millones, paradójicamente las comunas más afectadas por extensas cuarentenas decretadas por el Ministerio de Salud.
Las responsabilidades entregadas han abarcado la lentitud de la Contraloría para la toma de razón de los proyectos, las "exigencias excluyentes" impuestas por el Gobierno para postular a los programas y la falta de gestión en los municipios, un triste cóctel que le ha impedido a miles de familias de ocho comunas tener alguna entrada económica en estos meses tan complejos.
Una época tan incierta y angustiante como esta exige de parte de los organismos estatales mayor flexibilidad, sentido de urgencia y mejor lectura de las condiciones por las que están pasando los hogares apremiados por la galopante crisis económica. De lo contrario, el gasto social no llegará ni a quienes lo necesitan ni en el momento que se requiere.