Poco auspiciosos han sido los reportes sanitarios de la Región de Los Lagos entregados por la autoridad en los últimos días. A pesar de que Puerto Montt lleve ya más de 75 días en cuarentena, la presencia del coronavirus entre la población continúa alcanzando tasas preocupantes, no al nivel de lo que se observa en Punta Arenas, por cierto, pero sí lo suficiente para advertir que todavía se está frente a un momento complejo para la red asistencial regional, que ya la semana pasada tenía una mínima disponibilidad de camas UTI y UCI en el hospital de la capital regional y en el de Osorno.

El prolongado confinamiento al que se ha expuesto Puerto Montt ha instalado un debate acerca de la conveniencia de la medida, habida cuenta que en lugar de disminuir los contagios cuando se supone la circulación de las personas se restringe en las calles, ha experimentado un aumento notorio, con a lo menos tres récord diarios en la última semana desde que comenzara la cuarentena el pasado 29 de julio.

Frente a esto, los gremios de la salud, que de todos son los que más saben lo que está ocurriendo al interior de los hospitales y clínicas, han afirmado que es un error cuestionar la cuarentena como principio básico, precisando que su falla se origina no en la medida en sí, sino en la ausencia de acciones complementarias que debería tomar la autoridad.

Mayor fiscalización en los barrios, una intensificación del programa de trazabilidad y testeos y mejorar los canales de comunicación han sido propuestos por las agrupaciones de la salud, conscientes del impacto del covid-19 en la salud de las personas y en la tensión que está experimentando la red asistencial. En un momento en que la región se encuentra sin sus jefaturas titulares en la Intendencia y en la Seremi de Salud, por situaciones médicas de ambas autoridades, sería conveniente que quienes toman las decisiones dialoguen con los gremios de la salud local para hacer más efectivo el combate contra el coronavirus.

Frenar el avance del covid-19 en las comunas de Los Lagos es claramente una prioridad que exige participación y compromiso de todos.

Responderse a uno mismo implica convivir con la reflexión. Con preguntarse, con atreverse a tomar acciones nuevas, con estar dispuesto a transformar la mirada. El sentido que le damos a nuestra vida está en estrecha relación con esa respuesta íntima.

¿En qué medida me comprometo conmigo? ¿En qué medida me ajusto a mis valores, a mis anhelos más profundos? Ser humano significa estar en camino. Estar en búsqueda. Solamente nosotros podemos hacer ese recorrido. No lo puede hacer otro por nosotros. Requiere ser constante y valiente.

Seguramente, la pregunta que más ayuda y nos invita a la reflexión es la que tiene relación con la trascendencia, el ¿para qué? Comienza así a perfilarse el sentido que le damos a la propia existencia. El que descubre el individuo. No el que ha sido impuesto por medio de los "deberías". Es el que nace desde el interior de la persona. Ese sentido encontrado es el que ayuda a hacer lo que hay que hacer en tiempo presente.

Contribuye a orientarnos hacia un algo mejor. A veces tomamos atajos, inconscientes, otras veces, conscientemente. Nos conviene eludir las preguntas, nos conviene alejarnos de lo que nos demanda definirnos. Ahí, el camino. Enfrentarnos a nosotros mismos.

El hombre que se compromete consigo mismo es libre. La libertad tiene dos componentes, por un lado, es un regalo; y por el otro, exige. Inevitablemente hay que hacerse cargo de ella.

Una vida plena de sentido significa hacer lo mejor que se pueda dentro de las circunstancias y las posibilidades en una situación específica. Sin lugar a duda, un gran desafío. Entonces, la capacidad de comprometerse con uno mismo es el pilar fundamental. Es avanzar. Buscando, conociendo, reconociendo. Es comprender que toda elección supone renuncia. Que no todo es posible.

Responderse a uno mismo implica revisar el sentido de compromiso, no sólo consigo mismo, sino con la familia, la sociedad, el trabajo. Implica, además, cuestionar la relación con el territorio, el medio ambiente, la educación, la salud, las votaciones, las redes sociales. Un abanico de preguntas por abordar, que a mayor agudeza, más repuestas para salir a buscar.

Hoy día, más que nunca estamos llamados a respondernos a nosotros mismos.

Fabiola Hott, terapeuta y consejera

familiar de Cenfa Puerto Montt

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