Sed, desamor y una crisis de "delirium tremens"
"Bajo el volcán" (Literatura Random House) de Malcolm Lowry es reeditado. Dos escritores chilenos -de distintas generaciones- recuerdan el impacto que tuvo en ellos esta clásica novela de un bebedor y su delirio.
En el Día de los Muertos de 1939, en Cuernavaca, México, comienza la trama de la novela "Bajo el volcán", publicada originalmente en 1947. Allí se cuenta la caída de Geoffrey Firmin, un excónsul británico atrapado por el alcohol, los fantasmas mentales, el exceso y el desamor.
La novela se considera autobiográfica de Malcolm Lowry (1909-1957). Es la vida misma del autor cuando estuvo de paso en México para salvar su matrimonio con una actriz devenida en escritora y guionista, Jan Gabriel.
Distintos rankings catalogaron la novela entre los mejores cien libros del siglo XX tanto en Estados Unidos (Modern Library, que le dio el undécimo lugar, sobre obras de Ernest Hemnigway, Henry Miller o Norman Mailer) como en Francia (Le Monde Diplomatique) y en Inglaterra (The Guardian), donde nació y está enterrado el autor, pese a que asumió en vida la nacionalidad canadiense.
Para qué decir en México. El 2014 se celebraron en México los cincuenta años de la primera traducción de "Bajo el volcán", hecha por el Raúl Ortiz y Ortiz, que es la que se recupera para esta reedición hecha por Literatura Random House, con algunas actualizaciones del escritor y traductor Sergio Pitol (fallecido hace dos años). Además cuenta con un prólogo del escritor mexicano Julián Herbert.
México lindo y querido
La tierra azteca ha inspirado a autores de distintas nacionalidades: al norteamericano de la "generación beat" Jack Kerouac, al chileno Roberto Bolaño, a la norteamericana Lucía Berlin y al argentino Rodrigo Fresán, entre muchos otros. Lowry dijo de aquel país: "México es paradisíaco e indudablemente infernal".
"Bajo el volcán" fue adaptada al cine en 1984, por el director John Huston. También ha dado origen a otros materiales audiovisuales que confunden vida y obra. Incluso a otro libro de su ex esposa Jan Gabrial. Es que todo es borroso, medio delirante, en esta obra que exige concentración lectora para sostenerla, como sucede con los empalagosos y brillantes cuentos de curados en las barras de los bares hoy cerrados. Su traductor considera que el primer capítulo está construido deliberadamente para expulsar a los lectores frívolos.
En Chile la novela ha tenido distintos lectores, que van desde la narrativa a la poesía, como lo hace la misma obra en sus mejores momentos. Thomas Harris (1956), uno de nuestros mejores poetas vivos, fue llamado alguna vez el "Malcolm Lowry de Chiguayante". La explicación, dada por el mismo Harris, nos acerca a la historia que confunde vida y obra en "Bajo el Volcán":
"Un amigo poeta de esos años, los 80, Osvaldo Caro, que tenía un humor muy negro, y conocía mi debilidad por el alcohol y por el amor, con poca piedad, me llamaba el Malcolm Lowry de Chiguayante, un pueblo cercano a Concepción donde vivía yo por los años 80, perdiendo la Batalla del Ebr(i)o. Batalla en la que aún me debato. Y con el dragón nocturno, como decía Lowry"
Harris encontró la primera edición de la traducción de Raúl Ortiz y Ortiz. "En 1980. En la edición llena de erratas de Ediciones Era. Pero no importaban las erratas porque 'Bajo el Volcán' es una gran errata de la vida. No sé si yo encontré la novela de Lowry o ella me encontró a mí. En 1980 no sé si yo me bebía al mundo o si el mundo me bebía a mí. Pero amanecer en un bar oscuro esperando que llegara el amor, el amor de tu vida, era como esperar un milagro".
Tremendo delirio
El destino de un libro tan importante como "Bajo el volcán" ha sido vivir de distintas formas y ediciones. El escritor austral Oscar Barrientos Bradasic (1974), que lleva una saga novelística con su alter ego Aníbal Saratoga, también con devoción por el alcohol, recuerda así el hallazgo de "Bajo el volcán": "Me encontré con esa soberbia novela en la etapa universitaria, en épocas de búsqueda literaria. Recuerdo que en el mercado municipal de Valdivia, en aquel tiempo, había un puesto donde se vendían libros usados y allí me topé con el libro de Malcolm Lowry".
Para Harris, la novela es "un 'delirium tremens' textual. Hay que beber sin consunción para tener esa experiencia y escribir sin tregua para llegar a la experiencia de la escritura como un delirio. Ambos excesos, en el alcohol y la escritura. Y la necesidad de amor en el medio".
La relación del alcohol y la literatura siempre está presente en la lectura de "Bajo el volcán".
Barrientos Bradasic considera que "junto con el escritor norteamericano John Fante, me parecen las literaturas más completas al momento de traducir lo espirituoso, el alcoholismo como estado de descomposición de la realidad o como fuente de experiencias reveladoras. Es radical", dice.
Barrientos Bradasic le da importancia al territorio novelado por Lowry: "La ciudad de Cuernavaca se me antoja casi como un personaje más del relato". Y escoge un pedazo de la novela: "Dos cadenas montañosas atraviesan la República, aproximadamente de norte a sur, formando entre sí valles y planicies. Ante uno de estos valles, dominado por dos volcanes, se extiende a dos mil metros sobre el nivel del mar, la ciudad de Quauhnáhuac".
Barrientos valora la conexión ancestral que alcanza Lowry: "Ocupa el nombre indígena y eso traduce la gran importancia que ha tenido México en el imaginario de importantes escritores. Cuernavaca con sus cantinas y sus recovecos justo en el Día de los Muertos. La imagen del perro, representación xoloitzcuintle que suele acompañar a los difuntos para cruzar el río, umbral del primer infierno del Mictlán".
Para el poeta Harris, su momento favorito del libro es "cuando el cónsul e Ivonne, su mujer, beben, después de encontrarse. Beben en unos jarros de latón, cerveza negra, y son felices. Y en la semi embriaguez se reencuentran, momentos antes de caer en el mezcal y la desdicha. Es un instante de amor, bañado por cerveza negra. Es un interludio de embriaguez feliz, antes de que el cónsul caiga al mezcal y al desbarrancadero de los dos volcanes. Es bello beber así, sin delirio, con la mujer que amas, en esa semi embriaguez del mediodía".
Harris recomienda leer este libro con un mezcal, que lo hace recordar su propio paso por "ese paraíso infernal y carnavalesco, Oaxaca". Barrientos también llegó a México, pasó por Cuernavaca y en una cantina hizo "un brindis silencioso con un mezcal a la salud de Geoffrey Firmin, el protagonista".
El escritor se mudó a México en un intento final por salvar su matrimonio con Jan Gabrial.
Por Cristóbal Gaete
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