Oxigenación, prevención de la erosión de los suelos, regulación de la temperatura, reducción del ruido, cuidado del agua y la frescura, son sólo algunas de las cualidades de los árboles. No obstante, en muchos casos son cortados en Latinoamérica sin que haya un plan de manejo que permita la reforestación de los terrenos.

Latinoamérica tiene una superficie de bosques nativos de 860 millones de hectáreas, el 22% del total mundial, pero la falta de manejo hace que la deforestación cause pérdidas de casi cinco millones de hectáreas por año. No obstante, la FAO ha admitido que Latinoamérica ha sido pionera en la aplicación de mecanismos de conservación. El continente tiene el 24% de las áreas protegidas del mundo, lo que es un testimonio de la voluntad por preservar los bosques que generan una importante actividad económica. La Región de Los Lagos es, por lo demás, una zona privilegiada en lo que concierne a la presencia de bosques.

La actividad forestal rebasa los límites económicos y sociales de la producción de madera, celulosa, papel, combustible, ya que el bosque también presta servicios claves como la conservación de la biodiversidad, la regulación del agua y la mitigación del cambio climático. El tema crítico es cómo lograr una gestión que genere productos, ingresos y desarrollo socioeconómico, y al mismo tiempo preserve el recurso y contribuya a la gestión medioambiental.

Los incendios forestales son también una de las causas de la pérdida de bosques, y cada verano en diversos lugares de Chile se debe enfrentar esta situación, que a veces adquiere características de catástrofe. Se recordará que durante los últimos veranos en la zona centro-sur se han declarado centenares de siniestros, que se propagan con rapidez por la sequía que desde hace más de una década enfrenta la zona, ayudada por el fuerte viento y las altas temperaturas. Todas estas operaciones para tratar de contener el avance del fuego y evitar que afecte a sectores poblados, tienen un altísimo costo.

Es fundamental educar a las nuevas generaciones con principios que valoren la importancia de los bosques, más allá de las variables económicas, y generar un cambio cultural, en el que el hombre forme parte de un ecosistema que involucra a toda la naturaleza.

La mitología griega narra que había una vez un joven muy hermoso llamado Narciso. Todo el mundo quedaba fascinado por su belleza y carisma, pero él era incapaz de corresponder con generosidad y cercanía a los demás. Fue así que, tras rechazar las propuestas de la ninfa Eco, fue castigado por Némesis a estar enamorado permanentemente de sí mismo.

Fue tan fuerte su inclinación que en una ocasión se acercó a un espejo de agua en un arroyo y quedó embelesado y absorto contemplando su propia belleza. Se miraba y miraba encantado de sí mismo, y de a poco comenzó a acercar su cara para besar su rostro reflejado en el agua, hasta que terminó arrojándose y el pobre Narciso muere. Concluye el mito señalando que después en ese lugar brotó una hermosa flor que hasta el día de hoy tiene el nombre de Narciso.

Posteriormente, Sigmund Freud se inspiró en este mito para acuñar el término narcisismo, mediante el cual quería indicar algunos rasgos de la personalidad que expresan una excesiva consideración de sí mismo en desmedro de los demás. De allí surgen otras expresiones más o menos afines, tales como egocentrismo, ególatra, autofilia, etc. Todas ellas apuntan a caracterizar aquellas personas tan centradas en sí mismas, en sus capacidades, bondades o sus rasgos físicos, que son incapaces de aceptar, valorar, empatizar e incluso de amar a otras personas.

A diario escuchamos situaciones que nos desconciertan en el momento que estamos viviendo. Fiestas clandestinas, partidos de fútbol a escondidas, personas contagiadas comprando en el supermercado, gente que miente para obtener permisos y así una lista interminable de conductas que revelan inconsciencia, superficialidad y falta de compromiso cívico. ¿Qué tienen de común todas estas conductas? Ciertamente el narcisismo; creer que el universo comienza y termina en uno mismo; los demás son sólo funcionales a mis intereses.

Ahora que estamos enfrentando una pandemia de proporciones, el narcisismo es tan temible como el mismo covid-19, pues vivir sólo preocupado de sí mismo es el sustrato más adecuado para la expansión del virus.

Por el contrario, para superar esta crisis hemos de crecer en atención, consideración y compromiso por los demás. Descubrir el sufrimiento, angustia y fragilidad del que está cerca, permite romper el aislamiento y abrir una senda para superar esta amenaza.

Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt

70 años | 5 de julio de 1950

Vecinos de población Lintz piden arreglo de calle

Vecinos de Población Lintz en especial los que habitan en las calles Carmela hasta el final de calle Regimiento, nos han dicho que el ensoleramiento se encuentra listo desde el mes de septiembre del año pasado y que temen que la madera se pudra y no se le coloque el ripio necesario, quedando inhabilitada la calle.

20 años | 5 de julio de 2000

Amigos del Arte premia a las Semanas Musicales

Flora Inostroza, presidenta de la Corporación Cultural que organiza el evento frutillarino, recibió el lunes pasado el premio "Ernesto Pinto Lagarrigue" que anualmente entrega la Corporación Amigos del Arte de Santiago. La ceremonia se realizó en el Hotel Marriot de Santiago, donde asistieron diversa personas ligadas al arte.

10 años | 5 de julio de 2010

Ciudad de Llanquihue ya luce una nueva escultura

En el acceso norte de Llanquihue, en el sector este del peaje de la Ruta 5 Sur, se instaló una escultura con gran historia. Se trata de la obra ganadora de un concurso organizado por el municipio, titulada "Bosque" de la escultora Lorena Olivares y que representa la interrelación cultural que ha ido conformando la identidad de la ciudad.