"Por supuesto que al ver la bandera tricolor tuve que aguantar las emociones"
ESTABA EN PERÚ. Una travesía es la que vivió el artista puertomontino, luego de quedarse "atrapado" en Cusco durante la pandemia. Hoy, desde su casa, dice estar tranquilo y en cuarentena voluntaria.
Tras un largo y difícil viaje, probablemente el es más difícil de su vida, el poeta local Mario Cárdenas logró llegar a Puerto Montt. Luego de varias semanas en el Cusco, donde estaba de visita promocionando su trabajo, hizo una cuarentena obligatoria de más de dos meses -la que pensó que no terminaría- para luego, gracias a las gestiones desde el consulado, tomar un bus a destino, realizando un trayecto lleno de emociones y complejidades.
- ¿Cómo logró salir del Cusco?
- El viaje fue muy largo, muy agotador y sin las condiciones que uno quisiera tener en un recorrido tan extenso. Con esto, no es mi ánimo hacer una crítica, porque por sobre todo está mi agradecimiento, pero cuando comenzamos a salir del Cusco, nos llevaron a un bus más o menos pequeño, con algunas comodidades, aunque sin baño ni calefacción. En total fuimos 13 personas, que recogieron entre el Cusco y alrededores, todos chilenos, y ese camino, hasta Tacna, específicamente a Chacalluta, demoró 20 horas. No entramos a ninguna ciudad en todo ese rato, y tampoco se podía bajar del bus por la situación, y además, cualquier extranjero significaba una especie de personaje de peligro.
- ¿Cómo fueron las medidas de seguridad para salir?
Salimos con todas las medidas y con todos los permisos sanitarios. Yo había hecho ya mis exámenes en una clínica particular, de manera que era el único que traía toma de rayos, pulmones sanos, en fin, algo mucho más exhaustivo, que no fue mucho lo que sirvió. Esos papeles ni me los miraron, porque existía una prueba rápida, pero esa era a través de organismos de Estado, y que consiguió de forma gratuita el cónsul, Pablo Pedreros, y con eso se entregaba al consultado un certificado que era enviado al celular. Fue muy vigilado, nos detuvimos como 20 veces y hacían muchas preguntas.
- ¿Qué sintió al llegar a Chile?
-Por supuesto que al ver la bandera tricolor tuve que aguantar las emociones. Yo le decía a un amigo: "tal vez esto para mí, es como un río donde yo puse un dique, para tratar de que el agua no desborde" y hasta el momento he mantenido esa tranquilidad. Me emociono a veces recordando situaciones, pero por sobre todo, endurecí el corazón tanto en la despedida como en la llegada, porque además no había demasiado tiempo; había que bajar las maletas y hacer toda la tramitación de rigor en las dos fronteras.
- ¿Cómo fue el arribo a Puerto Montt?
-Llegamos hasta Chañaral y ahí nos bajaron a los que seguíamos al sur y dejaron solo a los que iban a Santiago. Nosotros seguimos, como 15. Ese viaje fue muy duro, porque nuevamente el bus no tenía agua ni baño, de manera que nuestras necesidades biológicas urgían y había que esperar la noche.
De ahí se entró a Talca, luego en Concepción y hasta acá nos pusieron en un auto particular, en definitiva llegamos dos a Puerto Montt; un venezolano y yo. Fue un viaje extenso, duro, pero todo eso tuvo la compensación de llegar al hogar.
- ¿Qué fue lo más difícil del viaje?
- Cuando llegamos había un movimiento muy grande en la frontera. Estaba el cónsul, quien hacía toda la tramitación. El viaje hasta allá fue con algunas dificultades, porque no se nos permitió comprar nada de comida, pero lo que menos sentí fue hambre. Frío sí, durante la noche, porque el bus no tenía calefacción.
- ¿Y en lo emocional?
- Creo que me escondí todas las emociones, las controlé más que esconderlas. Con el dueño del hotel habíamos hecho una amistad bastante grande y con su familia. Contra todas las normas, pasé a despedirme de su familia, con quienes había pasado el día de la madre. La despedida fue muy emotiva, porque fueron cerca de dos meses y medio de compartir y nació una amistad y una solidaridad muy bonita.
- ¿Cómo han sido estos días en casa?
- Los primeros días fueron de un cansancio que todavía me dura. Sé que tengo que ir reponiéndome de a poco. Mis actividades cotidianas iré haciéndolas de a poco, como volver a escribir, a hacer canciones, a hacer décimas, empezando a trabajar, pero por ahora viene un tiempo de descanso. Llegar fue nuevamente contener mis emociones, mantener la tranquilidad, comer empanadas y un curanto, y meterme a la cama, pero lo primero fueron 12 horas de sueño.
-Me imagino que las autoridades lo pusieron en cuarentena al llegar aquí...
-Acá (en Chile) yo veo que todo es casi voluntario, en cuanto a la cuarentena. Yo veo a mi barrio como siempre, con talleres mecánicos, negocios, todo abierto como siempre. En Perú todo es más severo, solo están abiertos los negocios de abarrotes y farmacias. En algún momento iré al Hospital, Por ahora yo decidí no salir.
4 días fueron los que duró la travesía del poeta para poder regresar desde Cusco, donde quedó atrapado desde el inicio de la pandemia.
12 horas de sueño fue lo primero que hizo el artista al llegar a Puerto Montt, con el fin de recuperarse luego del viaje.