Frases
"Es una enfermedad que le puede ocurrir a cualquiera, el virus está en todas partes".
Marcelo Vergara
"Esos planes (del mall) tienen que ir de acuerdo a los protocolos que están vigentes".
Scarlett Molt
"Es una enfermedad que le puede ocurrir a cualquiera, el virus está en todas partes".
Marcelo Vergara
"Esos planes (del mall) tienen que ir de acuerdo a los protocolos que están vigentes".
Scarlett Molt
Los ciudadanos nacidos en el año 1931 deberán inscribirse en los registros militares durante el presente año para cumplir con la Ley de Servicio Militar Obligatorio. Para solicitar la inscripción, el ciudadano debe presentar el carnet de identidad, una estampilla de reclutamiento y una estampilla de impuesto fiscal.
Un amplio operativo policial se desplegó la tarde de ayer en diversos sectores de Puerto Montt, con el objeto de ubicar a dos menores de edad, quienes escaparon a pie desde el tribunal en momentos en que eran derivados al Centro de Tránsito y Distribución (CTD) de Chin Chin, todo esto alrededor de las 13.00 horas.
Moller y Pérez-Cotapos Construcciones Industriales, fue la que finalmente se adjudicó y está construyendo un nuevo hotel Manquehue de 11 pisos y tres subterráneos en el centro de Puerto Montt, con una inversión de 11 millones de dólares. Estas obras generarán 100 empleos directos y se proyecta inaugurar para agosto de 2011.
Que la política es relevante, ha quedado más que claro en estos meses de crisis social y pandemia. Ciertamente la labor de quienes la ejecutan -buscar el bien común- es fundamental, sobre todo en momentos tan complicados como los que vivimos.
A saber, la conversación política enfrenta visiones ideológicas diversas con el fin de llegar a consensos básicos para el desarrollo futuro de la sociedad, evitando la violencia y el derramamiento de sangre en la búsqueda de ese objetivo.
Así hemos concluido que la democracia como sistema es una buena manera de resolver aquello, un espacio donde colisionen opciones diversas para que se imponga la mejor fundada. El diálogo entre gobierno y oposición es lo que termina mejorando las leyes que nos gobiernan y en consecuencia, los efectos positivos sobre la sociedad.
Sin embargo, Chile parece sobre excitado respecto de la construcción ideológica, al punto que parece convertirse en una nación intoxicada de lo mismo: de ideologías que pugnan en todos los frentes, los más insólitos, olvidándose del bien común, para solo buscar el poder.
Así no es extraño o raro (y ciertamente nefasto, habría que añadir) que incluso un fenómeno tan delicado como el covid-19 se convierta en un campo de batalla entre unos y otros, donde no existe la colaboración, sino solo el enfrentamiento permanente.
Y aquello no es exclusivo de autoridades y parlamentarios, sino que parece estar enquistado en la sociedad nacional, cuestión aún más preocupante.
A Chile le ha hecho daño este exceso, el país parece cada vez más dividido entre buenos y malos y así difícilmente pueden conseguirse resultados.
Lo ideológico no puede hacerse primar, incluso sobre la vida, como algunos lo pretenden. La vida y sus misterios nos muestran una y otra vez que esta es mucho más grande y amplia que hipótesis y teorías.
La política es muy relevante, pero esta debe observarse y practicarse para avanzar, no para andar solo clavando banderas. El ser humano es el centro, no nuestras ideas y convicciones, por relevantes que nos parezcan.
El covid-19 nos ha hecho cambiar mucho nuestros hábitos y costumbres. Impresiona cómo un organismo insignificante, imperceptible e invisible a nuestros ojos, pueda generar en nuestra vida tantos cambios. Su poder no está solamente en el efecto dañino que puede producir en nuestra salud, sino también en el cambio que genera en nuestras relaciones sociales.
Si hasta hace algunas semanas nuestras calles, colegios, comercio y templos estaban llenos de personas realizando sus actividades habituales, hoy pasamos más tiempo en nuestros hogares, viendo casi exclusivamente a los miembros de nuestra familia y saliendo cuando es necesario. El llamado que constantemente recibimos es a quedarnos en casa, salir a lo que sea necesario y mantener una adecuada distancia física de los demás. Y tiene que ser así. La gravedad de esta pandemia nos exige responsabilidad para adoptar medidas de autocuidado que eviten contagiar o contagiarse.
De esta forma, la distancia social, el aislamiento y la separación que produce la presencia de este virus va provocando en nosotros un distanciamiento emocional significativo y asesta un golpe certero a una característica fundamental del ser humano: la necesidad de compartir y estar con otros, de hacer comunidad, de ser gregario, en donde los demás son importantes para mí, yo lo soy para los demás, volviéndonos desinteresados e indiferentes ante los otros.
¿Cómo, entonces, podemos superar esta separación humana, la indiferencia o el desinterés por los demás? ¿Habrá alguna forma, mediante la cual podamos vivir nuestra vocación de estar con otros en medio de la pandemia? El ser humano es rico en recursos donados por su Creador y gracias a la inteligencia y a la voluntad es capaz de resignificar y orientar sus acciones y compromisos desde valores y opciones.
En este sentido, hoy un puente de plata que nos ayuda a superar nuestro aislamiento es la solidaridad, es decir, el valor que nos impulsa a generar la ayuda mutua y a permanecer unidos a pesar de la adversidad. Desde la solidaridad las naciones son capaces de superar guerras, tragedias y enfermedades. Desde la solidaridad rompemos la distancia para hacernos cercanos, es decir, nos hacemos más fieles a nuestra vocación humana.
Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt