Hoy nos vemos enfrentados a uno de los mayores cambios de las últimas décadas. Una pandemia como protagonista de nuestra historia nos obliga a detenernos y mirar las contradicciones que experimentamos como sociedad. Por un lado, una vida acelerada, llena de constantes transformaciones; y por el otro, un apego al valor de la seguridad y una fuerte resistencia para aceptar y convivir con la incertidumbre.
Ante este escenario, es importante saber que todos, en menor o mayor grado, hemos experimentado incertidumbre. Esta emoción nos genera miedo y muchas veces nos paraliza, haciéndonos más vulnerables para enfrentar los acontecimientos de la vida. De esta manera, los cambios que ponen en riesgo nuestra seguridad los vivimos como un verdadero desastre: la pérdida del trabajo, una separación o un traslado profesional, entre otros. Esta incertidumbre nos genera emociones negativas de miedo, estrés, indefensión: ¿y si no vuelvo a encontrar trabajo?, ¿y si no puedo rehacer mi vida después de la separación?, ¿y si no estoy a gusto con mis nuevos compañeros?
Los cambios son inevitables, pero la manera como afrontamos sus consecuencias dependen de nosotros. No podemos cambiar la realidad, lo que sí podemos es modificar la forma como percibimos emocionalmente esa realidad.
Algunas sugerencias que podemos seguir para integrar la incertidumbre a nuestras vidas:
Focalizar nuestra atención y energía en el ámbito de acción que está a nuestro alcance. Vivir el aquí y el ahora. La preocupación asociada a la incertidumbre nos traslada a un futuro hipotético, lo que consigue generarnos ansiedad y angustia.
Aceptar la posibilidad de equivocarse. Valorar lo que se tiene. En la incertidumbre, muchas veces estamos focalizados en la ausencia de algo y no nos damos cuenta de lo que tenemos.
Tener metas alcanzables. Ejercitemos nuestra capacidad de hacer frente a las dificultades y salir fortalecidos de ellas.
Aceptemos que la vida es cambio, que la única certeza que tenemos es "esperar lo inesperado". La invitación es a redescubrir la incertidumbre, aprendiendo a mirarla como una oportunidad e integrarla como parte de nuestras vidas.
Andrea Fogliatti Camus, consejera
familiar de Cenfa Puerto Montt