Limpieza que no sirve
Leí ayer con mucho interés la carta de Sergio Seguel agradeciendo y valorando (en realidad haciéndole un queque) a Rodrigo Wainraihgt por tener "la capacidad de enlazar efectivamente al mundo privado con las necesidades de la comunidad" para hacer limpieza en las calles de Puerto Montt.
No es primera carta que leo al respecto y me llama la atención por lo publicado hace algunos días en este mismo Diario. Tal como dice el señor Seguel, esto no tiene que ver con política y supongo que mucho menos con las aspiraciones del ex seremi de Vivienda de optar a un cargo público de elección (no olvidar que precisamente por eso renunció, pero nunca se imaginó que se vendría el estallido social y la crisis de la pandemia), así que me permito hacer un simple apunte. Según un virólogo experto que dio su versión en este mismo matutino, este tipo de acciones (que también realizan municipios), por más loables que parezcan, no sirven de mucho y peor aún, destaca la peligrosidad de la "falsa sensación de seguridad".
Como el señor Wainraihgt sigue con esta campaña, ignorando la recomendación experta, sería bueno que ponga a disposición sus propios profesionales que nos aseguren que lo que sanitizan queda higienizado y, además, no contamina. Si no, el remedio parece ser peor que la enfermedad.
Enrique Rivas
En una palabra... desertores
En esta verdadera guerra a nivel planetario que tenemos en contra del covid-19, nuestro microscópico adversario, pero no por ello definitivamente mortal, los hechos así lo han demostrado, ya son más de cien mil muertos en varios países...
Cuando la gran mayoría, en particular en nuestro Chile, ha asumido claramente las instrucciones de las autoridades pertinentes, cumpliendo las cuarentenas, el uso de mascarillas, etcétera, para no perder terreno en esta batalla diaria, que en rigor sostienen, los verdaderos héroes, la verdadera primera línea, nuestros funcionarios de la salud a nivel nacional, que a diario arriesgan todo, para mantener a raya al mencionado covid-19, sacando fuerzas de flaqueza, porque ellos son los mismos que mucho antes de la crisis sanitaria actual, ya manifestaban los graves problemas que tenían los servicios públicos de salud para mantener atenciones, en el nivel que se merecían los chilenos y chilenas, pero hoy eso puede esperar y dan la lucha, con lo que hay, de cara al enemigo, verdaderos héroes de esta literal guerra, digna de una ficción de Hollywood, pero desgraciadamente, no es una película, es la cruda realidad, que hoy supera plenamente a todas las pandemias que hemos visto en el cine y con muertos de verdad...
Entonces cuando sabemos que existen compatriotas que hacen caso omiso de las recomendaciones de los Gobierno, Ministro de Salud, expertos en salud, del Colegio de Médicos, poniendo en riesgo todo lo que cuesta tanto mantener, ni más ni menos que la vida de los cientos de contagiados y que no aumenten en el tiempo, digamos la cosas como son, cuando ellos se van de "días de playa" mediante el uso de helicópteros, en esta verdadera guerra en contra del covid-19, definitivamente se pasan al bando del enemigo, haciéndole el juego para su expansión descontrolada, poniendo sus intereses muy personales por encima del bien general, se convierten en verdaderos DESERTORES de nuestra causa, por lo que deben ser individualizados como tales, juzgados bajo la legislación vigente, para que quede muy claro, que nadie está por sobre de otro, ni por mas helicópteros que tenga en su closet.
Que entiendan de una vez, que solo unidos férreamente saldremos de esta crisis, de esta verdadera prueba que nos vuelve a poner la naturaleza, nadie es inmune al virus, el covid-19, no hace distinción, simplemente utiliza las oportunidades que se le dan para seguir expandiéndose y de sobremanera de la apetecida ayuda que le dan personas del bando contrario... Según la RAE, dicho de un soldado, Desertar es desamparar, abandonar sus banderas....
Luis Enrique Soler Milla.
Irresponsabilidad de la gente
El viernes vi largas colas en las pescaderías violando la cuarentena. Para los cristianos comer mariscos en Viernes Santo es un rito pagano que infringe la obligación de sacrificio que justamente es hacer ayuno y para los que no se encuentren en obligación de hacerlo, comer algo sobrio como unas papas o unos tallarines.
Lo grave es que se suprimen los cultos religiosos, pero la gente sale a contagiarse en las colas. Lo mismo pasa con los supermercados, aquellos que pedían cuarentenas para no ir a trabajar piden a cada rato salvoconducto para ir a comprar, exponiéndose mucho más comprando que ejerciendo cualquier labor. Para qué decir de los estudiantes que no pueden estudiar, pero sin carretear.
Si bien en Chile se pueden estar tomando medidas correctas, ninguna de ellas puede servir frente a la irresponsabilidad de la gente.
Olga Fernández Cárdenas