Globe 2020 trata oportunidades de la economía verde
VANCOUVER. Unas 200 compañías analizan oportunidades y desafíos. ARQUEOLOGÁ. Especialista dice que cambiaron estructura sociopolítica.
La ciudad canadiense de Vancouver acoge esta semana el Globe 2020, el mayor foro sobre actividades empresariales sostenibles de Norteamérica, en el que este año participan 1.900 delegados y unas 200 compañías de todo el mundo.
Este año, España presentará en Globe 2020 su estrategia de Energía y Clima así como las oportunidades que el plan y el nuevo marco regulador tiene para los inversores canadienses, ya sean institucionales o empresas en los nuevos sectores energéticos.
La presentación española será parte del panel "Enfoque en compromisos y prioridades internacionales en clima y medio ambiente", en el que también participan representantes de Rusia, Malasia, Hungría, Polonia y Alemania.
Además, la delegación de la Unión Europea en Canadá organiza en Globe 2020 un panel sobre economía sostenible y el "Green Deal" (Pacto Verde).
El Pacto Verde europeo, que fue anunciado en diciembre de 2019, tiene como objetivo convertir al Viejo Continente en el primero con un impacto climático neutral en 2050, para lo que es fundamental un plan de acción de economía circular que será anunciado en los próximos meses.
El otro elemento clave del Pacto Verde europeo es un plan para atraer al menos 1 billón de euros de inversiones públicas y privadas durante la próxima década. En el panel sobre el Pacto Verde participarán empresas europeas con la presentación de nuevas tecnologías.
Entre ellas estará Cirtec, una empresa del grupo Sacyr que ha desarrollado RarX, un aditivo hecho con polvo de neumático reciclado y que se utiliza en mezclas asfálticas para pavimentar carreteras. Según Cirtec, RarX presenta diversas ventajas técnicas, como una mayor durabilidad y vida útil de las mezclas, mejor comportamiento del asfalto a la propagación de fisuras, una mejor resistencia a la fatiga y una gran flexibilidad que elimina las deformaciones plásticas.
Entre las ventaja, la empresa española señala la baja sonoridad en comparación con otros tipos de mezclas, la disminución de la cantidad de materias primas.
Arqueólogo dice que rapa nui sí se adaptó al cambio
Cuando todo hace presagiar una catástrofe ambiental a nivel planetario, vale la pena recordar que, por mucho tiempo, se utilizó el caso rapanui como paradigma de la autodestrucción del ecosistema, como uno de los casos más dramáticos de "ecocidio" en la historia de la humanidad. Rapa Nui fue vista como un ensayo de laboratorio de lo que el ser humano está provocando a escala global.
Sin embargo, esa imagen ha ido cambiando radicalmente hace unos años, según plantea el arqueólogo del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Playa Ancha, José Miguel Ramírez.
Por mucho tiempo se sostuvo que los isleños destruyeron su hábitat por sobreexplotación, movidos por la ambición de una sociedad altamente jerarquizada, encabezada por una aristocracia religiosa que tenía como símbolo de su poder las estatuas monumentales de los ancestros divinizados.
"La construcción de moáis cada vez más grandes fue la expresión de una ideología fundamental para la mantención a toda costa de un modo de vida que duró por 500 años, hasta llevar a la isla y a toda la sociedad rapanui al colapso, la decadencia y la muerte. La destrucción del bosque fue la primera señal de la fatalidad del destino, que no supieron prevenir ni mitigar", precisó el arqueólogo.
Como dijo Ramírez, se condenaron al cortar los árboles para levantar los monumentos a su orgullo. Sin embargo, desde hace unos años dicha imagen ha cambiado radicalmente. "Descubrimos que los isleños fueron capaces de adaptarse a un impacto gradual, pero profundo en el ecosistema, probablemente asociado a las crisis ambientales que provoca el fenómeno de El Niño periódicamente, y que hacia mediados del siglo XVII habría provocado una prolongada sequía", aseveró el investigador del CEA-UPLA.
Más aún, dijo Ramírez, los isleños fueron capaces de modificar su estructura sociopolítica para enfrentar la crisis ambiental. A lo largo de un siglo, fueron botando los moáis, símbolos del antiguo orden, pero los convirtieron en tumbas para los huesos familiares.