Una amenaza a la democracia
-¿De qué manera el crimen organizado es una amenaza a las democracias? -El crimen organizado se nutre de esa pérdida de tiempo que tienen los estados en entender que es un problema que va más allá del gobierno que esté de turno. La verdadera batalla que hoy día se genera para combatir el crimen organizado no está en las calles ni en las cárceles. Están las salas de clases donde los profesores tienen que convencer a los niños de que el modelo a seguir es ese y no quedarse en el barrio, no ir al colegio, no seguir la lógica del narco que tiene 15 años, que ya tiene zapatillas de unas "Jordan" que valen 500 mil pesos, que puede tener armas. Tenemos que fomentar una cultura de la legalidad.