Aumento de los homicidios
El incremento de los asesinatos vinculados al crimen organizado se ha vuelto, tristemente, demasiado común en el país.
El crimen y la violencia se ha convertido en la principal preocupación que afecta la vida diaria de las personas, lo que explica por qué se solicita regularmente a las autoridades que le den prioridad real, y más que simples declaraciones, a este problema. La situación del país en este sentido es crítica y se requiere de avances legislativos, acción gubernamental y aplicación de una justicia oportuna y enérgica.
El poder de fuego que han demostrado poseer las bandas y el avance del crimen organizado inciden también en el aumento de los homicidios. Muchos de ellos corresponden a conflictos de bandas rivales, que son saldados con armas de fuego en los ajustes de cuentas. Las rencillas pendientes y las riñas están principalmente conectadas a deudas por tráfico de drogas y enfrentamiento de bandas rivales. Este panorama se ve prácticamente a diario en las grandes ciudades, con un Santiago que por lejos lleva la delantera.
El aumento de los homicidios se evidencia en todo el país. Las cifras presentadas a comienzos de este año por el Gobierno concluyen que en el primer semestre de 2023 se registró una tasa de 3,2 víctimas de homicidios consumados cada 100 mil habitantes, lo que equivale a 633 personas. La Fundación Paz Ciudadana, en tanto, ha señalado que los homicidios en Chile han aumentado más de un 70% en los últimos ocho años.
El homicidio es el delito que más ha crecido en Chile y muchos son por sicariato o ajustes de cuentas. Esto significa que se está claramente frente al crimen organizado, que actúa con violencia extrema, generalmente asociado al narcotráfico, a bandas delictuales y a la utilización de armas de alto poder de fuego.
Si bien se han anunciado y ejecutado políticas de seguridad, la verdad es que no se aprecian todavía resultados positivos. Tal vez el aumento de los homicidios, de ajustes de cuentas y de encerronas tiene que ver con factores como la facilidad de los delincuentes para tener acceso a las armas, un debilitamiento de la acción de control de las policías, por escasez de personal para hacer frente a las bandas organizadas, y la sensación de impunidad en la última parte de la cadena, que es la actuación de una justicia que se ha tornado en exceso garantista a ojos de la opinión pública.