Correo
Acuicultura en peligro
En las últimas semanas, dirigentes y vecinos de localidades de la Región de Los Lagos en donde existe actividad acuícola me han expresado su preocupación por el desarrollo que ha tenido el proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SDAP). Al analizar el texto que se está impulsando y discutiendo en el Congreso, me doy cuenta de que escasea el conocimiento real sobre el impacto de la industria acuícola en el sur de Chile.
La industria salmonera genera más de 70 mil empleos directos y cadenas de valor para más de 4 mil pymes. Cuando se habla de concesiones que operan dentro de áreas protegidas nos referimos a menos del 0,2% del territorio protegido (19 millones de hectáreas protegidas y parques frente a 27 mil hectáreas de concesiones). Confío en que al momento de aquilatar esta información, el Ministerio de Medio Ambiente pueda corregir su postura y planteamientos.
Chile es uno de los países con mayor superficie de áreas protegidas. En buena hora. Ello, sin embargo, no puede significar que este interés afecte socioeconómicamente a miles de familias que viven, en este caso, de la actividad acuícola y que se verán afectadas por esta legislación.
Me cuesta creer que el Gobierno le dé la espalda y quiera tomar el camino de la prohibición antes que el de regular de mejor manera mediante el fortalecimiento de la fiscalización y modernización. Adicionalmente, si el propio gobierno ha manifestado su compromiso de promover una necesaria Ley de Acuicultura que se haga cargo de todas las especificidades del sector, la discusión y ordenamiento de las concesiones debería darse dentro de ese marco, y no en el de una ley que apunta a la creación de un nuevo servicio.
Me ha correspondido representar a la Región de Los Lagos en diversas instancias tanto en el Poder Ejecutivo como en el Legislativo y en la administración local. Lo he hecho con el mayor de los orgullos y siempre he canalizado mis anhelos y esfuerzos para que la región pueda crecer de manera armónica y equilibrada y que sus habitantes alcancen siempre mejores condiciones de vida.
Sobre esa base, hago un llamado para que construyamos una industria salmonera mejor regulada, con mayor cumplimiento normativo y con menor impacto ambiental, dejando de lado los ideologismos, trabajando con seriedad y compromiso por el bienestar de las regiones y consecuentemente, por el beneficio del país.
Rabindranath Quinteros Lara, ex senador y presidente de la Fundación Región y Futuro
Diagnóstico de autoridades
A propósito de algunas autoridades sobre mirar para el lado, hacia atrás o echarle la culpa al empedrado, dos ejemplos más: el director del Registro Civil y su cita por largas colas, "es un problema cultural"; el ministro de Educación sobre la violencia en los colegios, "es un problema estructural".
Si hubiéramos sabido tales diagnósticos cuando eran candidatos, probablemente hubiéramos elegido otras autoridades, con diagnósticos un poquito más iluminados.
Eduardo Romero G.
Crecimiento de sector público
Si algo ha caracterizado a la administración del Presidente Gabriel Boric ha sido el crecimiento sostenido y abrumador del aparato público. De hecho, el Estado es el único que se mantiene activo en la contratación de personas y sólo el año 2022 se calcula que se contrataron más de 60 mil personas, en puestos y funciones con remuneraciones que superan en mucho el sueldo mínimo, mientras el sector privado se ralentiza.
Bien cabe preguntarse si en el oficialismo prima un espíritu real de vocación pública o más bien, y como caracteriza a la izquierda, prima la voluntad de "servirse" de lo público para beneficio individual. En este sentido, bien habría que recordarle al Presidente y al gobierno que si bien todo el mundo quiere vivir a expensas del Estado, no olviden que el Estado vive a expensas de todo el mundo.
Rodrigo Durán Guzmán
Patrimonio de Calbuco
La historia económica de Calbuco estuvo marcada en la primera mitad del siglo XX por la industria de cal, actividad que otorgó cierta bonanza económica, especialmente en la época de 1930-1942, donde los historiadores locales sitúan el auge de la actividad. Decenas de caleras se ubicaron en la ciudad isla y en los sectores rurales insulares, estas últimas desarrolladas de una forma más artesanal.
El efecto negativo de esta práctica fue la destrucción de conchales arqueológicos que, por desconocimiento, fueron explotados por los campesinos insulares para la obtención de conchas, las cuales eran ensacadas y conducidas a los hornos crematorios para la fabricación de fertilizante agrícola, cuyo principal mercado era la zona central. Esta industria también impactó en el bosque nativo local, el cual fue aprovechado para la obtención de leña de tepú, luma y ulmo, debido a su capacidad de combustión.
Aún permanece como evidencia tangible de esta actividad comercial el crematorio conocido como el "horno botella", ubicado en el borde costero del sector San Rafael. El estado de conservación de este vestigio material no es el óptimo, cubierto hace años de maleza y basura, lo que se erige como una amenaza al patrimonio histórico que se podría subsanar.
Una política comunal vinculada a la historia local debería hacer un catastro y patrimonializar sitios como este, limpiando su perímetro, colocando un monolito informativo y estableciendo una ruta patrimonial con una finalidad educativa y turística, entre otras iniciativas destinadas a su rescate, donde el vínculo con las futuras generaciones vía la acción educativa debe ser primordial para evitar sesgos que atenten contra la memoria histórica y se puedan robustecer los vínculos identitarios mediante el conocimiento del pasado.
Reflexión necesaria de destacar en la semana y día de los patrimonios.
Cristian Vargas Mansilla